Señor Director:

Este 5 de Septiembre se conmemora un año más de la Masacre del Seguro Obrero, fatídica fecha cuando más de sesenta jóvenes del Movimiento Nacionalsocialista de Chile fueron asesinados por orden directa del Presidente de turno, Arturo Alessandri Palma, a pasos del Palacio de La Moneda («Mátenlos a todos! ¡Que no quede uno con vida!»). Miguel Serrano, apropiadamente, reveló en su revista “La Nueva Edad” (N°28 con fecha 12 de Septiembre de 1942) que esta masacre fue en realidad, un crimen ritual.

 

Esta masacre permite vislumbrar la profunda y significativa conexión que tuvo Chile y sus habitantes con la antigua Alemania –el Eje–, hecho que se constata en la manifestación de estos movimientos en ambos continentes (a pesar de la desvinculación insinuada por pseudo investigaciones historiográficas como aquellas de Jorge Baradit y Mauricio Valenzuela en torno al origen del Movimiento Nacista y que obedecen en realidad a una estrategia de desinformación fijada por la Agentur que controla las fuentes de información y los medios de comunicación).

Paradójica y siniestramente donde tuvo lugar esta masacre ritual –el Edificio del Seguro Obrero– es hoy el “Ministerio de Justicia y Derechos Humanos”.

Una loa al Dios de la Mentira y del Odio.

Más allá de los artilugios, más allá del crimen ritual y de la destrucción de nuestro país, resuenan las heroicas palabras de Pedro Molleda: “¡Nuestra sangre salvará a Chile!”.

 

Rafael Videla Eissmann

5 de Septiembre de 2021

 

 


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