Desde la vida intrauterina los bebes interactúan tanto de manera afectiva con su madre, como también de manera comportamental y biológica. Es a partir de esta etapa que se desarrollan todas las funciones orofaciales que estarán presentes desde el nacimiento y son vitales para la sobrevivencia del bebé, ya que permitirán la alimentación y respiración.

Inmediatamente después del nacimiento del bebé se inicia la lactancia y con ella el apego; como una instancia privilegiada, que otorgará tanto a la madre como al bebé la oportunidad de generar un vínculo afectivo único, que permitirá organizar armónicamente sus patrones sensoriales, forjando la seguridad y el placer en el niño, además de otros beneficios igual o más importantes, tales como: nutrición óptima, menor prevalencia de obesidad, fortalecimiento del sistema Inmunológico, mejor desarrollo psicomotor, cognitivo y académico, menor riesgo de caries, menor riesgo de muerte súbita, mejor  vínculo madre-hijo/a, menor costo para la familia, etc.

Esta experiencia no siempre es fácil para la familia, ya que muchas veces existen dolores en los pechos, heridas en los pezones e irritabilidad del niño al no lograr un acople adecuado. Para que esto no ocurra, importante es seguir los siguientes consejos a la hora de amamantar:

  1. Es necesario estar relajada, cómoda, con una postura que permita apoyar bien la espalda y los pies.
  2. Al mismo tiempo el niño debe estar cómodo en los brazos de la madre, y es ella quien lo debe acercar al pecho, no acercar el pecho hacia él.
  3. Con una palma en la cabeza del bebe, la madre debe acercarlo frente al pezón, rozando su mejilla con el, para activar el reflejo de búsqueda, y luego dar paso a la succión del pecho.
  4. Los labios del niño/a deben quedar evertidos, el mentón puede quedar pegado al pecho y la nariz tocando el pecho o liberada, sin que sea visible la areola del pezón, o bien lo menos posible.

 

Es a partir de un acople exitoso que tanto la madre como el niño, comenzaran a disfrutar de la lactancia, permitirá que el bebé mame cuantas veces quiera y con esta la producción de leche será suficiente para cubrir las necesidades alimenticias del bebé.

En síntesis debemos tener claro que la lactancia materna es la forma natural y recomendada de alimentar a nuestros hijos e hijas al ser un súper alimento capaz de otorgar todos los nutrientes necesarios a nuestros Bebés y por ser una instancia única de vinculación afectiva con su madre. Es por lo mismo que la Organización Mundial de la salud recomienda que sea exclusiva hasta los 6 meses de edad y complementada hasta los 2 años.

 

Renata Barrales Rodríguez
Docente Universidad Andrés Bello
Máster en Necesidades Educativas Especiales y Atención Temprana, VIU
Diplomada en Trastornos de la Deglución y la Alimentación Oral, UCh