Saltarse la fila, acudir a la ayuda de un conocido o pedir un favor para concretar un trámite, es lo que formalmente se conoce como una “práctica clientelista”, fenómeno que según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo puede entenderse como “el intercambio de bienes y servicios económicos y sociales como si fueran favores, pese a que en teoría, la Constitución y las leyes garantizan a la población el acceso a esos derechos”.

En un término más informal, esta práctica es denominada como “pituto” y su uso está bastante extendido y validado.  Así lo comprueba el 10º Estudio Nacional de Transparencia del Consejo para la Transparencia (CPLT), que revela que un tercio de los chilenos y más de un tercio de los funcionarios públicos validan las prácticas clientelistas en nuestro país y consideran preferible “saltarse” los conductos regulares al momento de concretar una diligencia en un organismo del Estado.

El estudio del CPLT, aplicado a 2.855 personas y 1.327 funcionarios públicos de todo el país, preguntó a los encuestados si al momento de realizar un trámite era preferible utilizar los canales formales o hacerlo con algún contacto, para obtener un resultado positivo o agilizar su gestión. Si bien, la mayor parte de las personas considera que es mejor seguir los canales formales (63%), un 29% -casi un tercio de la población- señala que es mejor hacerlo con un contacto, cifra que aumenta a 36% en funcionarios.

Asimismo, tanto los ciudadanos como los funcionarios encuestados, reconocen en su mayoría que conseguir un contacto a la hora de hacer un trámite es útil (66% y 64% respectivamente).

El presidente del CPLT, Marcelo Drago, indicó que «el ‘pituto’ es una costumbre que socava nuestra democracia y nuestra institucionalidad. Además, erosionan el principio de igualdad ante la ley e instalan prácticas que pueden derivar –con la adición de elementos como regalos o beneficios– en corrupción”.

A través de un cruce de información demográfica, la encuesta del CPLT también revela que cerca de un millón y medio de trámites en el sector público se habrían realizado durante el año 2017 saltándose el conducto regular. Y en términos de segmentación socioeconómica, son las mujeres (31% versus 28% de hombres); pertenecientes a niveles socioeconómicos más altos y los jóvenes (34% en el segmento que va de los 18 a los 25 años) quienes más validan las prácticas clientelistas.