La quinoa ha adquirido un gran protagonismo en los últimos años y su consumo es cada vez mayor gracias a la multitud de propiedades y beneficios que aporta. Pero aunque resulte algo novedoso, lleva cultivándose en las regiones andinas desde hace más de 5.000 años. Los que todavía creen que es un alimento sólo para vegetarianos están muy equivocados.

La quinoa, o quinua (Chenopodium quinoa Willd), es un ‘pseudocereal’ que pertenece a la familia de las espinacas y de la remolacha, y tiene unas características que la hacen sumamente especial, tanto que ha llegado a ser considerada por la ONU como un «súper alimento». Una de sus particularidades más importantes, y motivo por el que recibe este nombre, es que es el único alimento de origen vegetal que contiene todos los aminoácidos esenciales, oligoelementos y vitaminas.

Entre sus propiedades, destaca la gran cantidad de hidratos de carbono (63/100g), proteínas (12/100g) y fibra (7/100g), lo que la convierte en un alimento ideal para deportistas y personas vegetarianas. Además, estos pequeños granos son una buena fuente de calcio, magnesio y manganeso, y a diferencia de otros cereales, no contiene gluten.

Pero, ¿cómo influye en nuestro cuerpo? No es nuevo que los cereales siempre son saludables. Partiendo de ahí, este ‘pseudocereal’ ayuda a regular el colesterol, siendo un alimento perfecto para las personas que tengan los niveles altos y quieran reducirlo de forma natural. También supone una alternativa para los que padecen de sobrepeso. Al ser rica en ácidos grasos Omega 3 y 6, que nos protegen de enfermedades cardíacas, nos ayuda a disminuir el colesterol malo (LDL) y tienen propiedades antiinflamatorias. Además, es importante para el crecimiento y reparación celular, y beneficiosa para el sistema nervioso central.  Por otra parte, su contenido en vitamina E hace que actúe como un antioxidante natural.

A diferencia de otras semillas, la ausencia de gluten hace que sea totalmente apta para celíacos y alérgicos al trigo. Su bajo índice glucémico también beneficia especialmente a los diabéticos.

Existen tres tipos de quinoa, que se diferencian tanto por su aspecto como por sus propiedades. La quinoa blanca es la más conocida de las tres, y también la más fácil de encontrar. Su sabor suave es comparable al de la nuez y es, de las tres, la que menos carbohidratos contiene y la más rica en proteínas.

Por el contrario, la quinoa roja es la que más hidratos de carbono aporta. Su sabor es parecido al de la anterior, mientras que el de la quinoa negra es más profundo.

Este último tipo es una combinación entre la quinoa blanca y la espinaca. Tiene un alto contenido en litio, un mineral que ayuda a regular el estrés y a luchar contra la depresión.

Su capacidad de adaptación a los diferentes ambientes ecológicos y climáticos hizo que el año 2013 fuera declarado por la Asamblea General de las Naciones Unidas como el Año Internacional de la quinoa. Esta facilidad de cultivo podría «contribuir a la seguridad alimentaria mundial», según un informe de la ONU.