De acuerdo a los datos recopilados por la Organización Mundial de la Salud, el ahogamiento es la tercera causa de muerte por traumatismo alrededor del mundo. Se estima que anualmente mueren alrededor de 320.000 personas, de las cuales un buen porcentaje corresponde a niños.

Considerando estas estadísticas tan alarmantes cada vez son más los padres que se apuntan a la idea de inscribir a sus hijos en clases particulares de natación a temprana edad, decisión que además reviste en una serie de ventajas dentro y fuera del agua.

Ejercicio de bajo impacto

Nadar es una forma ideal de ofrecer a los niños una actividad física y divertida que beneficia el funcionamiento general del organismo, al tiempo que eleva la fuerza, el balance, la resistencia y la flexibilidad.

En la práctica, el sistema cardiovascular resulta especialmente beneficiado; los pulmones y el corazón trabajan de manera eficiente, garantizando la fluidez del flujo sanguíneo y distribución del oxígeno por el cuerpo. Asimismo, sostener la respiración fortalece e incrementa la capacidad pulmonar.

Mayor resistencia y construcción de la masa muscular

La natación es de los pocos deportes que involucran a todos los grupos musculares, aspecto que no solo se traduce al fortalecimiento cardiaco sino a la ganancia de resistencia y la construcción de mayor masa muscular.

Aunque se trata de una actividad que incrementa los niveles de energía, también mejora el sueño. La práctica habitual favorece la conciliación del buen descanso y reduce los niveles de estrés o ansiedad.

Beneficios para la salud en general

Considerando que la natación es uno de los ejercicios más completos, los niños no solo adquieren destrezas en los medios acuáticos, sino que ganan salud y bienestar a nivel de la motricidad y el desarrollo físico. Aunque se trata de un deporte bastante lúdico, es una excelente herramienta terapéutica.

Dentro del agua, el organismo de los niños debe acondicionar sus capacidades de equilibrio y fuerza, manteniendo el cerebro continuamente estimulado a fin de lograr la perfecta coordinación.

A nivel mental, nadar mejora la concentración y favorece la memoria, además ejercita el cerebro y fomenta el desarrollo cognitivo, aspectos que impactan de manera directa y positiva en el rendimiento académico.