Proyecto financiado por el Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social del Gobierno de Chile y del Consejo Regional de Valparaíso


Soy Luis Mella, quillotano y médico cirujano de profesión. Me formé en el área social ligado a un grupo juvenil de la iglesia de mi barrio. Ingresé a la Democracia Cristiana y, a fines de los ochenta aproximadamente, algunos vecinos me pidieron que me postulara a alcalde justo cuando iban a volver a la democracia los municipios.

Fui elegido alcalde en el 92. He sido reelecto en 6 oportunidades, lo que significa que llevo 7 períodos a la cabeza de la Municipalidad de Quillota… por la nueva ley, este año es mi último.

Me siento muy contento por todo lo que hemos realizado en la ciudad y por mi doble condición. Yo ya era médico antes de ser alcalde, salí un “ratito” que duró 28 años y espero volver a partir de mayo del 2021 a ser exclusivamente doctor, pero estaré trabajando en muchas instancias que fuimos creando en todos estos años y que me gustaría seguir acompañando.

Doble labor

Ser edil y médico son dos actividades muy exigentes en cuanto a tiempo y dedicación. Sólo con la medicina tenía copado, prácticamente, todo el día y ya con lo de alcalde, más aún. Ha sido difícil.

Esto ha significado que le deba dedicar gran parte de mi vida a estas dos funciones y, por lo tanto, ha sido muy complejo de enfrentar, pero lo he logrado porque ambas se complementan.

Siempre digo que, si sólo hubiese ejercido la alcaldía sin seguir practicando la medicina, no hubiese sido la misma gestión. Y asimismo, sólo como médico, no hubiese podido hacer muchas cosas que hemos logrado en Quillota en apoyo a los pacientes, como trabajar por la gente que tiene adicción a las drogas, casas de acogida que surgieron gracias a que tenía el poder que me dio la gente como alcalde, por lo tanto, puedo decir que ha sido difícil, pero completamente sinérgico.

La labor de médico que ejerzo todas las tardes me ha permitido no perder el contacto directo con la gente de los barrios. Por mucho que uno quiera y que uno diga “cuando sea alcalde voy a estar siempre en contacto”, es difícil cumplirlo, porque hay muchas reuniones y gestiones que te alejan un poco de la comunidad.

Hoy agradezco que, en mi labor de médico, estuve todos los días, cara a cara, con las personas que le contaban al doctor Mella, lo que no le contaban al alcalde Mella y eso ha sido muy enriquecedor para conocer el dolor humano. 

Es por esto que vengo planteando, hace mucho tiempo, que la nueva política debe ser capaz de sintonizar con el dolor humano, si en verdad queremos estar en sintonía con la gente. Ejercer la medicina me ha permitido conectar con este dolor y generar muchas instancias de proyecto que apuntan a resolverlo.

Llega el Covid-19

Cuando parte todo esto, tomamos decisiones inmediatas. Una de las más audaces fue que, en el mismo mes de marzo, creamos un SAPU nuevo, en el Estadio Lucio Fariña, destinado exclusivamente a las patologías no respiratorias, con el fin de que no se juntaran con los posibles contagiados, y partimos muy bien. 

Estuvimos marzo, abril y mayo con cifras bajísimas, éramos de las 4 o 5 comunas con cifras de contagio más bajas de la región, pero lamentablemente ocurrieron dos hechos paralelos: me enfermé de Covid y vino un aumento de casos (tanto en Chile como en mi comuna), con lo que se nos escapó la trazabilidad. Junio y julio fueron muy difíciles, tuvimos hasta 270 casos activos, pero gracias a la cuarentena que pedimos en Quillota bajó drásticamente a 90 a 95, que es lo que tenemos hoy en día.

La pandemia en primera persona

Yo sabía que el riesgo de contagio estaba latente para mí, porque atendía a 30 o 40 pacientes diarios, tanto en mi consulta como en domicilio. Fui a muchos lugares con mucha gente y aunque los médicos (y todos los trabajadores de la salud) tomemos todas las medidas, tenemos más probabilidades de enfermarnos y me tocó. 

Conocí en primera persona lo que significa enfermarse de Covid-19. Tuve muy pocos síntomas. Todas las mañanas hacía la prueba del olfato con un perfume y, un miércoles, a pesar de no tener muchos síntomas, no sentí su olor. Esa tarde me empezaron muchos dolores musculares y articulares, pero igual trabajé el jueves.

Los dolores fueron en aumento, no tuve fiebre, ni mucha tos, tampoco tuve otros síntomas, pero preferí dejar mi trabajo porque sabía que no podía seguir si estaba contagiado. 

Al día siguiente, me hice un test rápido que salió negativo y, en paralelo, me hice un PCR con raspado nasofaríngeo. El día sábado me informan que salí positivo y viví algunos días de sufrimiento sicológico y espiritual muy grandes, mucho más grandes que los musculares y eso es lo que quiero compartir: lo que significa enfermarse y no saber si te vas a complicar

Como médico sabía que podía estar perfecto y que, de un día para otro, podía caer en insuficiencia respiratoria, necesitar UCI y que me intubaran. Esa angustia que te produce no saber cómo vas a evolucionar, el estar completamente solo, yo lo viví y produce angustia. Yo quiero compartir esto, porque quiero solidarizar con los que han tenido este virus y quiero decirles que no es tan simple como parece desde afuera, que aún cuando no tengas síntomas, hay un dolor del alma y sicológico, se siente miedo, y es natural.

Por eso mi llamado es a cuidarse, a respetar las normas, la cuarentena, porque esto no es broma y por mucho que alguien se sienta joven, lleno de vida y que crea que le va a “dar suave”, hay un tema de mucho dolor espiritual y sicológico.

Por otra parte, quiero también contar que yo atiendo a adultos mayores y estoy preocupado, porque en los últimos días he visto varios casos de PCR positivo en adultos mayores que han estado tres meses encerrados y la única explicación del contagio es que algún familiar que salía y entraba lo contagió. 

En estos casos cobra importancia lo de cuidarse para nosotros y nuestros adultos mayores, porque aunque se trate de un joven de 20 años, lleno de vida, que porta la enfermedad sin saber, si va a una casa donde hay un abuelito, lo puede enfermar y ese anciano puede morir.

Yo sufrí poco dolor físico, pero viví noches de angustia al verme solo, con la posibilidad de agravarme e incluso ¿por qué no?, de morir, porque se puede tener una reacción inflamatoria de coagulación, que aparece aunque tu estés muy bien los primeros días, ésta puede aparecer en cualquier momento.

El doctor en cuarentena 

Siempre pensé que tenía una alta probabilidad de enfermarme, porque soy una persona que hace domicilio todos los días. Hoy en día se ha ido perdiendo ese médico que va a domicilio, de familia, el que atiende a la abuelita y al hijo, pero yo lo he mantenido en Quillota.

Sabía que, moviéndome de casa en casa, aunque tomara todas las medidas podía contagiarme, por lo tanto, no fue sorpresa para mí, estaba preparado para esa posibilidad.

Por otro lado, tengo la tranquilidad de que todos mis contactos estrechos y cercanos, mis pacientes, que son alrededor de 60, mis compañeros de la Municipalidad con los que compartía 6 horas siempre con mascarillas, ni uno solo se contagió, lo que demuestra que tomé las medidas de seguridad para no enfermar a otros y esto refuerza el concepto que hemos estado hablando: si tú te lavas las manos periódicamente, usas alcohol gel cuando no puedes lavarte, si te mantienes separado y te mantienes permanentemente usando la mascarilla, tú no vas a contagiar a otro, aunque tengas Covid. 

El problema es cuando la gente se confía, cuando va a fiestas, asados, cuando se conversa más de 15 minutos sin mascarilla con alguien. La definición de contacto estrecho científicamente significa estar más de 15 minutos sin mascarilla conversando con otra persona.

Siempre que se comparta, se debe usar mascarilla y, además, que no sea por más de dos horas. Hagamos reuniones más cortas, todo lo que ayude a evitar la aglomeración, el contacto estrecho, ayuda a no propagar este virus. En general, yo tomé todas las medidas, yo me enfermé porque estuve en muchos lugares, y estuve muy en contacto con el virus. 

El estar 14 días aislado reforzó mis convicciones. Siempre he creído en el proyecto Quillota, y creo que la felicidad está en el amor al prójimo, en el servicio, en la colaboración y en la cooperación. Todo lo que hemos hecho en Quillota, con y sin pandemia, va a perdurar, porque se basa en lo anterior.

Esta pandemia nos ha enseñado qué es lo importante y lo que no; qué es lo que puedo manejar y lo que no. El dinero, el poder, no dependen de cada uno de nosotros, se puede perder en un abrir y cerrar de ojos. La pandemia nos desnudó, nos dejó con lo verdaderamente significativo. 

Las huellas de este virus

Gracias a Dios, no me quedó ninguna secuela importante, pero sí quiero contar que, cada cierto tiempo, tengo dolores musculares que antes no tenía. 

La literatura médica describe que la infección por Covid-19 puede tener reacciones no contagiosas de algunos síntomas. Hay personas que, cada cierto tiempo, sienten dolor en los músculos o les duele la cabeza, hay algunas que experimentan el estado post gripal o post viral que consiste en falta de apetito, decaimiento, falta de fuerza; todo esto puede ocurrirle a un paciente recuperado de este virus.

Hasta el momento, sólo he tenido dolores musculares que aparecen y desaparecen. 

Muchas personas me piden que las oriente con respecto al Covid-19, quieren saber si es posible volver a contagiarse, porque tienen miedo. Algunas dudas aún no tienen respuesta por parte de la ciencia, como saber si uno crea inmunidad después de infectarse, desde el punto de vista de los anticuerpos. 

Las enfermedades infectocontagiosas forman parte de una triada: el que ataca, el que defiende y el medio (la alimentación, el estado del cuerpo que es atacado). Entendiendo que, si yo tengo una buena defensa, aunque me ataquen de nuevo, podré defenderme bien, si tengo el medio adecuado. 

Pero, ojo, si yo me voy a meter a un lugar donde 4 o 5 tienen Covid-19, como si nada me fuera a pasar porque yo ya lo tuve, ese ataque con mucha carga viral me puede provocar una segunda infección. No se puede jugar con eso.

El cariño de la gente

Estuve prácticamente un mes sin atender la consulta, por precaución, y 3 semanas sin estar en la Municipalidad, pero conectado por teléfono todos los días. 

Estoy muy agradecido de mis pacientes y de los ciudadanos quillotanos, porque cuando se enteraron de que estaba con Covid-19 positivo, recibí cientos de mensajes, sentí la preocupación de la gente y sus oraciones. Yo atiendo a muchos abuelitos y en el mundo de la tercera edad hay mucha fe. Me escribían: «Estamos orando para que no le pase nada».

El regreso ha sido muy emocionante, todos mis pacientes me preguntan qué sentí, cómo me di cuenta, me manifiestan su alegría de que esté de vuelta y, obviamente, me preguntan sobre la enfermedad.

Los quillotanos reforzaron el cariño que siempre he recibido en mi comuna. Esto me hace pensar que cuando el Parlamento decidió que ya no había más reelección, que es algo entendible y legítimo, olvidó que la democracia debe permitir expresar la voluntad popular siempre. 

Puede haber voluntad popular de querer elegir al mismo alcalde. Lo digo con mucha humildad y sin soberbia, porque la última vez yo triunfé con más de 70% de los votos. 

Los quillotanos me preguntan que por qué les impidieron poder reelegirme una vez más, porque si estamos en democracia, me dicen: “yo no podré expresar con mi voto lo que quiero”.

Tengo la sensación de que lo que la gente pedía era terminar con la política sucia, con la mala política, con la corrupción, con las malas prácticas y reelegir o no, no garantiza que eso termine. 

Creo que para que eso termine es necesario sacar una ley que castigue gravemente, impidiendo que se puedan presentar de candidatos a los corruptos, a los que infringen las leyes, a los que se aprovechan, a los que toman el poder y ejercen de mala manera. 

Pero ojo, porque esta ley también puede sacar a buenas personas del servicio público que, aunque hacían un excelente trabajo, esta legislación los deja fuera y nada garantiza que los candidatos que lleguen, no vayan a caer en malas prácticas.

Entonces, yo quiero dejar el mensaje para la reflexión es: ¿qué es lo que en verdad quería la gente? ¿Que no hubiera más reelección? ¿O que se terminara la política vieja, antigua, de abuso de poder y de corrupción?

Quillota y el futuro próximo

Hemos demostrado que las cuarentenas sirven. En redes sociales, la gente dice que el confinamiento no sirve para nada, que seguimos igual. 

El problema surge cuando la población se relaja y no respeta la cuarentena y esto ha pasado en todo el mundo, y pasó en Quillota. Llegamos a tener 279 casos activos y bajamos a 92, fruto de la cuarentena. 

Lo digo como médico y alcalde, es evidente que el aislamiento funciona, porque toda acción que evite la aglomeración y el contacto estrecho sirve para derrotar a este virus. 

En mi ciudad estuvimos, prácticamente, a una semana de salir de la cuarentena, pero la curva que venía bajando, hoy se estabilizó en una meseta y esta última semana hubo un pequeño repunte que hace que, seguramente, tengamos que seguir una o dos semanas más en cuarentena. 

Mi llamado es a que respeten las normas, que respeten lo que se les ha pedido, que no salgan cuando no tengan que salir, que no salgan sin permiso y que eviten contagiar a sus seres más queridos que están en la casa. 

Reitero lo que dije anteriormente, estoy preocupado porque tengo 3 o 4 casos de adultos mayores que nunca salieron de sus casas y hoy tienen Covid-19, lo que significa que el virus se lo llevó otra persona de la familia que entró a la casa. La enfermedad no entra a la casa sola, alguien la hizo entrar. 

Hago la diferencia entre quienes salen porque van a comprar para abastecer al adulto mayor, o porque deben trabajar; quienes salen y se bajan la mascarilla, se junta con otros, va a fiestas… ese es un irresponsable y es el culpable de que el anciano de su casa se contagie y pueda morir. 

¿La gente no entiende?

Hay de todo, hay gente que está convencida de que esto es mentira, que no existe pandemia y que lo inventó alguien. Yo les quiero decir con toda franqueza que he estudiado todos los argumentos, he visto todos los artículos y la pandemia existe y es real, por lo tanto, descartemos que la pandemia no existe. Ahora, el que cree que no es así, obviamente sale a la calle y no le importa nada. 

Hay otro grupo que cree que la pandemia existe, pero que a no le va a pasar nada porque es joven. Son individualistas y egoístas y piensan sólo en sí mismos, sin preocuparse de los que si se pueden enfermar y si se pueden morir. 

Y hay otro grupo al que libero de responsabilidad y dispenso absolutamente, porque no es doloso, simplemente salen porque deben hacerlo, para trabajar, comprar, asistir a sus adultos mayores, etc.

Hago hincapié en aquellos que sabiendo que esto puede generar un contagio, igual salen, sabiendo que no tienen que salir, ellos tienen que hacerse responsables si llevan el virus a la casa y contagian al abuelo de la familia. 

Enseñanzas del Coronavirus

Me quedo con lo medular y filosófico. La pandemia es una tremenda oportunidad de repensar el mundo, la sociedad, Chile y mi vida. 

Ojalá en la pos-pandemia seamos más humildes, más rigurosos en cuidarnos, más amorosos los unos con los otros, para que pongamos nuestro tesoro donde realmente se multiplica y no en aquello que se puede perder en cada momento. 

Esa es la enseñanza mayor que yo quisiera transmitir, que no es una enseñanza nueva para mí, sino que reforzó lo que yo ya creía: ¿dónde vamos a poner nuestras acciones?, ¿tratando de seguir a los que nos quieren imponer, los que nos dijeron que lo importante era el poder, la economía, las acciones, la plata, el tener?, pongamos todo en el ser, que se traduce en cooperación y colaboración y que fundamentalmente se manifiesta en los gestos de amor que al final quedan, con pandemia o sin ella, esa es la enseñanza que reforcé en esta cuarentena incluso teniendo coronavirus.

Reflexión

Hay gente que dice que las autoridades mienten, que no dan las cifras reales, que quieren mantener la cuarentena artificialmente, etc. 

Yo quiero decirles, una vez más, que les hablamos con toda sinceridad, les estamos explicando toda la verdad. Yo también quiero salir de la cuarentena, poder compartir con otra gente, pero no puedo, también quiero libremente ir a visitar a otras personas, quiero que el comercio abra y que la gente humilde, que está sufriendo, tenga trabajo y vuelva a sus labores.

Pero tengo muy claro que para volver, salir de la cuarentena y evolucionar a una normalidad necesitamos de una vacuna; mientras no la tengamos estaremos en una normalidad pos-pandemia, distinta a la que conocimos y, para llegar a eso, todos tenemos que poner de nuestra parte. 

El que cree que la normalidad va a llegar por arte de magia, está equivocado. Esto exige responsabilidad de cada uno, entender que nada va a ser como antes mientras no tengamos vacuna, por lo tanto, debemos cuidarnos y resguardar a los demás. 

Cuidémonos, sigamos la pauta de lo que le hemos dicho: usemos mascarillas, lavémonos las manos frecuentemente, mantengamos el distanciamiento, evitemos aglomeraciones. Si lo hacemos, le aseguro, a la gente de Quillota, que vamos a dejar pronto la cuarentena y vamos a ir pasando pronto por las etapas, para volver a encontrarnos, que es lo que todos queremos.

 


 

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Capítulo 10 – De autoridad a paciente Covid

El Alcalde de Quillota ,Luis Mella, nos cuenta su experiencia en esta cuarentena por el coronavirus.

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Publicado por Diario El Epicentro en Viernes, 14 de agosto de 2020