El papa Francisco aprobó hoy una ley que ordena a todos los sacerdotes y monjas católicos de todo el mundo a reportar a las autoridades eclesiásticas todos los abusos sexuales del clero e intentos de cubrir estos hechos por parte de sus superiores, en un nuevo esfuerzo para exigir responsabilidades a la jerarquía católica por no proteger a sus fieles.

El decreto ofrece protección a cualquiera que haga la denuncia y ordena a todas las diócesis que introduzcan un sistema para recibir las denuncias de forma confidencial. También establece procedimientos para hacer investigaciones preliminares cuando el acusado es un obispo, cardenal o superior religioso.

Se trata de una nueva iniciativa de Francisco para responder al estallido global de escándalos por abusos sexuales e intentos de cubrirlos, que ha devastado la credibilidad de la cúpula de la Iglesia católica y de su propio pontificado.

La medida ofrece un nuevo marco legal para los obispos chilenos, que se preparan para introducir medidas de control el mes que viene en respuesta al escándalo que ha sufrido la iglesia en el país.

“Hemos dicho durante años que los sacerdotes deben atenerse a ciertas normas estrictas, así que ¿por qué no iban a hacer lo mismo los obispos y otros en la jerarquía?”, dijo el cardenal Marc Ouellet, responsable de la oficina vaticana para obispos. “No es solo una ley, sino una responsabilidad profunda”.

El nuevo reglamento convierte a los 415 mil sacerdotes católicos y 660 mil religiosas del mundo en informantes obligados. Eso implica que se les exige informar a las autoridades eclesiásticas cuando sepan o tengan “motivos bien fundados para creer” que un clérigo o hermana ha cometido abusos sexuales a un menor, ha entablado relaciones sexuales indebidas con un adulto, posee pornografía infantil o es un superior que ha ocultado cualquiera de esos delitos.

Cabe recordar que hasta ahora, la decisión sobre si denunciar estos casos se dejaba a la conciencia de sacerdotes y monjas.