El beso se dio en el segundo día de la visita histórica del Papa a la península arábiga, la cual desde hace décadas ha sido golpeada por los conflictos religiosos y las desigualdades.

El Papa, en su clásica alba blanca, y el gran Imán sunita del instituto egipcio Al Azhar, el jeque Ahmed al-Tayeb, el cual llevaba un severo traje negro. Los líderes de sendas religiones se dejaron ver de manera fraterna frente a la Mezquita Zayed, la cual es considera una de las más grandes del planeta.

En ese momento se realizó el significativo de beso, parados en la tribuna de la conferencia interreligiosa, que tenía esparcidas hojas de olivo. Este gesto sella el documento que promoverá el diálogo y la paz, así como condenar la discriminación contra minorías religiosas y llamar a la fraternidad.