En una nueva escalada del conflicto entre Estados Unidos y Turquía, el país norteamericano amenazó con más sanciones económicas al país euroasiático si no libera al pastor norteamericano Andrew Brunson, cuya detención -bajo acusaciones de espionaje- provocó una gran disputa entre ambos países.

El secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, tras una reunión con el presidente Donald Trump en la Casa Blanca, indicó que «impusimos sanciones a varios miembros del gabinete del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan».

«Planeamos aplicar más si no lo liberan rápidamente», agregó sobre el religioso, arrestado en octubre de 2016 por las autoridades turcas acusado de espionaje y «actividades terroristas».

Antes de estos comentarios de Mnuchin, el presidente Trump había señalado que Turquía «no había sido un muy buen amigo de Estados Unidos», y destacó la inocencia de Brunson diciendo que «tienen a un gran pastor cristiano, es muy inocente».

Estados Unidos reclama la liberación de Brunson, recluido en su casa por razones de salud desde fines de julio, después de pasar un año y medio en la cárcel. Un tribunal turco rechazó una nueva apelación del pastor, que exige el levantamiento de su arresto domiciliario y la prohibición de abandonar el territorio.

Este caso provocó una crisis diplomática entre Ankara y Washington, aliados en la OTAN, y propició el colapso de la lira turca en los últimos días.

De igual forma, Estados Unidos impuso sanciones contra los ministros de Interior y Justicia de Turquía, acusados de «desempeñar un papel central» en la detención de Brunson.