Luego de escuchar atentamente las palabras de la capellán del Centro Penitenciario Femenino, Nelly León, y las de la reclusa Jeanette Zurita, el Papa Francisco envió un emotivo mensaje a las internas del recinto.

En primer lugar agradeció a la interna que pidió perdón a la sociedad por sus delitos cometidos diciendo que «gracias por recordarnos esa actitud. Todos tenemos que pedir perdón. Nos equivocamos, nos podemos equivocar, pero cada día estamos invitados a volver a empezar».

El Sumo Pontífice también aseguró que «estar privado de libertad no es sinónimo de pérdida de esperanza, no quiere decir dejar de soñar. Ser privado de libertad no es lo mismo que estar privado de dignidad, la dignidad no se toca. La dignidad se contagia más que la gripe».

Junto a comentarles que «es necesario luchar contra toda etiqueta», Su Santidad indicó a las mujeres presentes que «lamentablemente la pena de la cárcel puede ser reducida a un castigo sin ofrecer procesos de reinserción. Ese debe ser el sueño de ustedes. La sociedad tiene la obligación de reinsertarlas a todas. Métanselo en la cabeza y exíjanlo».

Por último, el Papa Francisco señaló que «hoy están privadas de libertad, lo que no significa que sea el fin. Siempre hay que mirar el horizonte, mirar hacia adelante, hacia la reinserción en la sociedad. Una condena sin futuro no es condena humana, es una tortura. Toda pena debe tener un horizonte, de reinsertarme de nuevo. Eso exíjanlo a ustedes mismas y a la sociedad».