Los funcionarios iraníes pusieron fin a las operaciones de rescate, al afirmar que había pocas posibilidades de hallar más sobrevivientes del terremoto que afectó el domingo a Irán y que dejó al menos 530 muertos.

Los sobrevivientes, muchos de los cuales se quedaron sin hogar por el sismo de magnitud 7,3 en la frontera con Irak, debieron combatir otro problema: el frío durante la noche.

La cifra de fallecidos lo convirtió en el sismo más letal de Irán en más de una década, donde además miles de personas resultaron heridas y 30.000 viviendas dañadas. Dos pueblos enteros quedaron destruidos.

Al respecto, el presidente iraní, Hassan Rohani, prometió que «haremos todo lo posible por que las personas aquí puedan olvidar rápidamente la tragedia».

Además, el Mandatario explicó también que «nuestro principal objetivo son los complejos de viviendas. Allí es donde ayudaremos especialmente a las personas con la reconstrucción».