Asfixia por comer dulces muy grandes, accidentes por disfraces inseguros y problemas estomacales por consumo desmedido de golosinas, son las complicaciones que más se repiten durante el 31 de octubre de todos los años.

Y es que, para alegría de algunos y molestia de otros, Halloween ya es una fiesta arraigada en nuestro país, representada en dulces y disfraces para muchos.

La doctora Katherin Falck, médico gestor de calidad de Help, indicó que «consumir dulces y chocolates en grandes cantidades puede provocar variadas molestias digestivas como dolor abdominal, vómitos, diarrea o constipación en el niño, por eso es importante que los padres supervisen y moderen el consumo”.

Es importante también revisar que los caramelos no hayan sido manipulados, y además chequear que no estén vencidos. Se debe revisar el envase y asegurarse que no haya señales de que han sido abiertos, aconseja la experta de Help.

Otra recomendación es preferir los caramelos blandos o que puedan cortarse en trozos.  “Los dulces muy duros o grandes pueden provocar asfixia al intentar tragarlos o accidentalmente mientras juegan, especialmente en menores de tres años” explica la Dra. Falck.

Disfraces riesgosos

– Procurar que los disfraces tengan cintas y objetos reflectantes para hacerlos más visibles durante la noche, y así evitar riesgos de atropellos.

– El disfraz debe tener las medidas correctas para que el menor pueda caminar bien, y así evitar tropiezos y caídas.

– Evitar disfraces y accesorios con puntas, como espadas, coronas o varitas mágicas que puedan generar algún daño en un movimiento descuidado.

– Preferir utilizar maquillajes a máscaras, pues éstas dificultan la visión y la respiración del niño. Eso sí, hay que tener cuidado que el maquillaje sea hipoalargénico y no tóxico, para evitar reacciones dermatológicas.