El dirigente porteño pide que el Estado contrate a más personal que cumplan labores en el medio libre.

Según estadísticas de Gendarmería, los condenados en medio libre son más de 49 mil; mientras que a régimen cerrado en cárceles hay 46 mil.

Christian González G.

Gendarmería 1

eopoldo Benavides, líder de los funcionarios civiles de la insrtitución carcelaria, atribuye el problema de hacinamiento en las cárceles del país a falta de infraestructura y de políticas públicas.

Completamente sobre-exigidos se encuentran los funcionarios civiles de Gendarmería, quienes deben atender en el país a 49.492 personas que están condenadas, pero que en virtud de su trayectoria al interior de los recintos penales pudieron obtener beneficios como reclusión nocturna, entre otras, en lo que se llama medio libre. La sobrecarga de trabajo se refleja al saber que el número de personas en el medio libre es mayor a la del medio cerrado (que cumplen penas en prisión) que son 46.816, según estadísticas de la institución.

Es por este motivo que Leopoldo Benavides, presidente de los funcionarios no uniformados de Gendarmería, está pidiendo que el Estado llame a concurso público para que contraten a más personal que venga a cumplir las labores que cumplen ellos, las que consisten básicamente en controlar que los condenados no transgredan las normas, además de buscar la reinserción, tanto laboral como al interior de sus mismas familias. Esta demanda se hace luego que el número de enfermedades ligadas al estrés y a los peligros que deben pasar por cumplir su trabajo hayan aumentado considerablemente durante los últimos años.

¿Cuál es la realidad de los funcionarios civiles de Gendarmería? ¿En qué pie se encuentran?

«Es bastante compleja porque en Gendarmería hay una sobredemanda de trabajo y exigencias, además de la gran cantidad de usuarios (condenados) por cada una de las medidas porque hay dos realidades en los funcionarios: los que trabajan internos en las cárceles y al medio libre, que son los funcionarios de Centros de Reinserción Social (CRS) y los que atienden las medidas alternativas a la reclusión como la libertad vigilada, la remisión condicional de la pena, la reclusión nocturna, entre otras. La situación promedio es que hay muchos casos por los encargados y delegados de las medidas, entonces esto es histórico y no ha tenido soluciones».

¿A qué atribuye este hecho?

«Como te digo, acá hay una sobredemanda histórica y la mayor parte de los recursos generalmente van destinados fundamentalmente a la construcción de cárceles. Hoy estamos en una situación expectante porque con las leyes nuevas que se aprobaron para el medio libre, que es el trabajo que realizamos los no uniformados de Gendarmería, va a llegar una cantidad significativa de nuevos funcionarios, que vienen a realizar sólo algunas funciones. La parte histórica sigue siendo deficitaria en términos de funcionarios como administrativos, profesionales, técnicos y auxiliares».

¿Qué tipo de funciones realizan estas personas?

«Hay un programa que absorbe la mayor cantidad de personas en el medio libre, como son los delegados de libertad vigilada. Ellos tienen alrededor de 70 usuarios por delegado, lo que dificulta mucho el trabajo de estas personas».

A su juicio, ¿cómo se solucionan estos problemas?

«Obviamente se arregla mejorando los estándares, lo que significaría una inyección de recursos que fuese directamente a la contratación de más profesionales, administrativos, técnicos y profesionales, porque ésta es una tarea conjunta de todos los funcionarios civiles de Gendarmería. Generalmente hay bastante éxito cuando se hacen los llamados a concurso por las necesidades que hay en el país en materia laboral. Queremos sacar adelante estos programas atingentes a la reinserción social, pero en los programas que existen hay un déficit bastante significativo».

Particularmente, ¿cuáles son las funciones que debe cumplir usted en la institución?

«Trabajo en el programa de salida controlada al medio libre que corresponde a internos que por buena conducta, Gendarmería otorga el beneficio de salir a las 7 de la mañana y volver a dormir a las 10 de la noche, con el objetivo que puedan cumplir la última etapa de sus condenas haciendo un uso adecuado de su tiempo libre y que gradualmente se inserten en la sociedad. Normalmente es con trabajo, pero también con estudios y capacitaciones; entonces nosotros hacemos el control de esto, contribuimos a que se reintegren a un trabajo, a la familia y que no vuelvan a caer en conductas delictuales».

Hacinamiento en cárceles

¿Cómo analiza todo el problema que se ha generado al interior de las cárceles, relacionado principalmente al hacinamiento?

«Tiene que ver con la falta y déficit histórico no sólo de personal, sino que también de infraestructura, y además de las políticas públicas del Estado, ya que yo llevo 15 años en la institución y se ha evidenciado notablemente el aumento de la población presa. Las penas cada vez son mayores y esto genera un impacto tremendo que no puede ser absorbido por Gendarmería. Con datos nuevos, está establecido que en el medio libre las tasas de reincidencia son menores a los internos; es decir, una persona que sale de la cárcel con condena cumplida tiene más del 50% de probabilidades de reincidir. Los que lo hacen en el medio libre los porcentajes están sobre el 20% de reincidencia no más».

¿Cree que hay posibilidades de rehabilitación?

«Absolutamente. Te lo digo con conocimiento de causa porque la reinserción es muy válida en gran medida porque los que salen no quieren volver a la cárcel y por la labor que cumplen los colegas. El panorama en cárceles es más negativo aún, ya que como dirigente he recibido muchos casos de estrés, de pésimas condiciones laborales, los colegas están tan encerrados como los internos. Todos los días hacemos gestiones, en algunas nos va bien y en otras no porque el contexto es muy negativo».

¿Cuál es el llamado que realizaría usted a la dirección de Gendarmería?

«Estamos peleando hace años por la creación de la planta 3 que hoy no existe, que permitiría a los funcionarios civiles a adscribirnos a las mismas prorrogativas que tiene la planta 1 y 2, es decir oficiales y suboficiales, los que tienen una carrera funcionaria y ventajas asociadas al riesgo que ellos cumplen, pero que hasta el día de hoy son las mismas que cumplimos nosotros los civiles, ya que nosotros también atendemos en módulos y en terrenos, vamos a las poblaciones y viviendas de los internos y son contextos con mucho riesgo, sin embargo el Estado no hace mucho porque no se logra entender que vivimos los mismos peligros».