por Claudia Wieppert.

 

Conocimos uno por dentro, que recaló en Valparaíso.

Imagina 19 pisos, un verdadero edificio flotante, pero de lujo.Piscinas temperadas, jacuzzi, spa, gimnasio, teatros, sala de cine, biblioteca, restaurantes, discotecas, galería de arte.

Ese es un crucero hoy en día.Invitaron a Patiperro Viajes (www.patiperro.cl), este mes, de la empresa de cruceros Princess a conocer el barco Spirit´s por dentro, sus cabinas, sus servicios.

Spirit´s hace la ruta en verano desde Valparaíso, Cabo de Hornos, Buenos Aires y viceversa.

Pasamos por aduana y policía por el puerto de embarque igual que los 2.500 pasajeros de todas partes del mundo que embarcaban ese día en el puerto de Valparaíso. Un bus nos traslada hasta la escalera de embarque. De ahí en adelante todo era elegancia, confort y amabilidad.

La tripulación nos brindaba las mejores sonrisas, a la entrada una cafetería y una zona de música en vivo en un piano de cola blanco y dos ascensores panorámicos tan altos como el del caracol de calle Valparaíso.

Varios sectores de ascensores para trasladarse a las distintas cabinas, desde las más económicas donde el detalle es que no poseen ventana, hasta la gran suite que es una departamento, con un comedor para 8 personas si quieres comer en la cabina, 2 baños, 2 dormitorios, living, balcón.

Los cruceros se han preocupado de la gente de más edad que quiere tranquilidad, para ello tienen un sector especial con piscina donde no entran niños.

Pero también se han preocupado por las familias con niños. El Spirit`s tienen un club para ellos, que funciona hasta las 1 de la madrugada con actividades para que los más pequeños lo pasen tan bien o mejor que sus padres.

También es una buena forma de viajar con hijos adolescentes ya que lo menores de 21 años no pueden consumir alcohol, a no ser que esté con su padre que lo autoriza.

Sorprende el teatro con capacidad para 1500 personas, donde todas las noches hacen un show distinto, tipo Broadway.

A la hora de almuerzo, es el momento que a las mujeres las hacen sentir reinas. Los garzones se preocupan del más mínimo detalle, por ejemplo acomodar la servilleta. Y de la carta, qué decir, todo refinado. Yo elegí para empezar un ceviche de trucha con crema de mango y para terminar canapés dulces con un café de grano. El vino californiano muy bueno también.

La experiencia del crucero es para quienes les gusta conocer personas y lugares cómodamente, ya que es un hotel flotante que pasa por varios países y no necesita estar haciendo y desasiendo maletas. Una experiencia altamente recomendable.