A siete días de asumir como presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez envió una fuerte señal al resto de países de Europa al decidir acoger a 629 migrantes a bordo del barco Acuarius.

La embarcación se encontraba en aguas del mar Mediterráneo, sin que ningún país le abriera puerto. De hecho, Italia primero y luego la isla de Malta negaron darles acogida.

El barco se encontraba a horas de agotar su provisión de alimentos y comenzaban ya a registrarse situaciones de tensión e incertidumbre entre su tripulación y pasaje.

Al anunciar la medida, el jefe del Gobierno español señaló que «estamos al borde de una catástrofe humanitaria. Es nuestra obligación ayudar a evitarla y ofrecer un puerto seguro a estas personas».

A través de un comunicado, firmado por Sánchez, se explicó que la decisión se adoptó «en cumplimiento de los compromisos internacionales en materia de crisis humanitarias».

Cabe indicar que entre los 629 migrantes, habían siete mujeres embarazadas, 11 niños pequeños y 123 menores huérfanos.