A pocos días de que cumpla 19 años de vida, el Complejo Penitenciario de Valparaíso muestra las inevitables consecuencias del paso del tiempo. El deterioro en algunas de las dependencias se puede apreciar, por ejemplo, en dos de sus puestos de vigilancia, las que fueron reemplazas y desmanteladas.

A diferencia de las restantes garitas del establecimiento penitenciario porteño, éstas fueron construidas con fierro, lo que las expuso a las condiciones climáticas propias del sector en que se emplaza la unidad.

Una vez recibido el informe del comandante, el coronel Eduardo Muñoz, director regional de Gendarmería, inició las gestiones para conseguir los recursos que hicieran posible la construcción de nuevas garitas.

Al respecto, el jefe de Gendarmería en la región sostuvo que “se hicieron las gestiones, y gracias a los buenos oficios de la subdirección operativa se lograron traer recursos para la reparación de dos garitas, las que cuentan con estándares bastantes sofisticados y adelantados para lo que nosotros conocemos en el sistema penitenciario”.

Consultado respecto a los beneficios de contar con estos nuevos puestos de vigilancia, el coronel Muñoz señaló que «hay un equilibrio entre lo que nos corresponde resguardar, que es la seguridad perimetral del establecimiento y que es fundamental dentro de la función penitenciaria, pero también mejorar las condiciones de los propios jóvenes gendarmes que realizan esta tan delicada función”.

Las antiguas garitas tenían una superficie de 12,15 metros cuadrados, mientras que las actuales alcanzan a los 17,75 m2. Además, poseen nuevos lavamanos y urinarios, aleros de protección, ventanas de policarbonato de alto impacto, etc.