Con claros mensajes hacia la integración de la población migrante, el Papa Francisco entregó su última predica en nuestro país durante la «Misa por Nuestra Señora del Carmen, Madre y Reina de Chile» celebrada esta mañana en la ciudad de Iquique.

Durante la eucaristía celebrada en el Campus Lobito ante cerca de 90 mil personas, el Pontífice indicó que «Iquique es tierra de sueños, eso significa en aymara. Tierra que ha sabido albergar a gente de distintos pueblos y culturas. Gente que ha tenido que dejar a los suyos, marcharse, pero siempre basado en obtener una vida mejor».

Y continuó diciendo que «Iquique es zona de inmigrantes, que nos recuerda la grandeza de hombres y mujeres, de familias enteras que ante la adversidad no se dan por vencidas y se abren paso buscando vida. Ellos, los que tienen que dejar sus tierras porque no encuentran lo mínimo para vivir, son imagen de la sagrada familia que tuvo que atravesar desiertos para seguir con vida».

A raíz de ello, el Santo Padre hizo un llamado a buscar «aprender a estar atentos y reconocer a aquellos que tienen la vida aguada, que han perdido o les han robado las razones para celebrar.Estemos atentos a todas las situaciones de injusticia y a las nuevas formas de explotación que ponen a tantos hermanos a perder la alegría de la fiesta».

Pidió también que «estemos atentos frente a la precarización del trabajo que destruye vidas y hogares, estemos atentos a los que se aprovechan de la irregularidad de muchos migrantes porque no conocen el idioma o no tienen sus papeles en regla».

Finalmente, el Santo Padre expuso que «no tengamos miedo de dar una mano y que nuestra solidaridad y compromiso con la justicia sean parte del baile o la canción que hoy podamos entonarle a nuestro señor. Aprovechemos de aprender y a dejarnos impregnar por los valores que los inmigrantes traen consigo. No nos privemos de todo lo bueno que tienen para aportar, después dejemos que Jesús termine el milagro».