A través de un comunicado, el Estado Islámico (EI) asumió su responsabilidad en la doble explosión de la noche de este lunes 22 en Manchester, Inglaterra, mientras se llevaba a cabo el concierto de la artista pop estadounidense, Ariana Grande, y que dejó a 22 personas fallecidas y a otras 59 heridas.

Además, el grupo terrorista indicó que «un soldado del califato instaló varios paquetes bomba» en Manchester, asegurando que uno de ellos fue detonado en el Manchester Arena, causándole la muerte incluso a varios niños.

En el mismo comunicado, los terroristas explicaron que ésta era «una venganza de la religión de Dios», y que fue ejecutada para «atemorizar a los politeístas»; esto, en referencia a los cristianos.

Junto a ello, los miembros del grupo radical indicaron que este atentado era «una respuesta a las agresiones contra las casas de los musulmanes».

Sin embargo, lo peor vino al final del comunicado, ya que amenazan con que «lo que viene va a ser más fuerte, más intenso, contra los adoradores de la cruz y sus aliados».