Convocados por la Coordinación Regional de Seguridad Pública, funcionarios de instituciones como la Fiscalía Regional, Poder Judicial, Sename, Corporación de Asistencia Judicial, C.a.v.a.s. de la PDI, Senama, Sernam, Seremi de Salud, Carabineros y el Centro de Apoyo a Víctimas se capacitaron en el tema de la Trata de Personas, de incipiente ocurrencia en la región y el país.

“Sabemos que los casos han ido en aumento y por ello surge la necesidad de contar con herramientas apropiadas para los funcionarios públicos que deben abordar este tipo de casos, como el que ocurrió hace poco en La Calera, donde una mujer ecuatoriana obligó a una compatriota a prostituirse, lo que el Ministerio Público catalogó como “figura agravada de trata de personas calificada”, como ejemplo de que este no es un tema que ocurra en el extranjero, sino que acá, en nuestra propia región”, indicó Karin Silva, del Centro de Apoyo a Víctimas de Valparaíso.

El fenómeno de la trata de personas ha ido en aumento en casos que han sido reconocidos por la opinión pública y que requieren del abordaje integral de parte de las instituciones vinculadas a la red de apoyo a víctimas, quienes participaron de las exposiciones Trata de Personas y Derechos Humanos, del Jefe Regional del Instituto de Derechos Humanos, Fernando Martínez y buenas prácticas en materias de atención a víctimas del delito de trata de personas, a cargo de la representante del programa de apoyo a víctimas de la Subsecretaría de Prevención del Delito, Daniela Madsen.

“Las buenas prácticas en materia de atención a víctimas del delito de trata de personas, se insertan dentro de un marco referencial que considera la perspectiva intercultural, de derechos, de género y etaria, a fin de dar el trato adecuado a quiénes son víctimas”, señaló Daniela Madsen.

Los integrantes de la mesa acordaron trabajar en el protocolo intersectorial de atención a víctimas de trata de personas a fin de conocer el manejo y procedimientos correspondientes frente a este tipo de casos. La trata de personas es el tercer negocio más lucrativo en el mundo, después del narcotráfico y el tráfico de armas.