Sin duda, China es una potencia en el mundo, no sólo por su tamaño y densidad poblacional, sino que tiene una economía que se destaca cada día más. Incluso, se prevé que el año 2020 el país asiático sustituya a Estados Unidos como la principal economía a nivel mundial. Por esto, Lilian Espinoza, directora ejecutiva del Insituto Confucio de la Universidad Santo Tomás, reconoce que “resulta de vital importancia conocer un poquito más de esta cultura, no sólo el idioma chino mandarín, sino también cómo son ellos, qué hacen y por qué son tan distintos a nosotros”.

Instituto Confucio

El Instituto Confucio de la Universidad Santo Tomás comenzó a funcionar el año 2008 con sólo 43 alumnos. Hasta la fecha ha habido un considerable incremento en el interés por el idioma y ya el año 2014 había 1.158 matriculados en diferentes cursos.

Esta institución trabaja a nivel internacional y depende del Hanban, que en español significa “oficina de chino mandarín”. Éste depende directamente del Ministerio de Educación de China, entregando una subvención. En América Latina existen cerca de 38 Insitutos Confucio y tienen como principal objetivo la difusión del idioma y la cultura China a lo largo del mundo.

El Hanban envía profesores nativos, los que llegan a Chile  en diferentes categorías, ya sea como voluntarios o como profesores. Lilian Espinoza considera que “hay una gran necesidad en el mundo de profesionales que dominen tanto el español como el chino mandarín, por lo que existen una alta demanda”.

Por otra parte, la pertenencia del Insituto Confucio al Ministerio de Educación chino, permite optar a diversos programas. Por ejemplo, anualmente se realizan campamentos de verano para 20 alumnos y educadores, donde el Instituto aporta US$1500 para pasaje internacional. Además, el alojamiento, la comida y el transporte local están totalmente asegurados. En cuanto a becas, hasta hoy son 44 estudiantes que han tenido la posibilidad de viajar a China.

Los Institutos Confucio trabajan de manera estrecha con alguna universidad. En el caso de Viña del Mar trabaja directamente con la Universidad Santo Tomás y gracias a la plataforma de esta casa de estudios, se han abierto puntos de enseñanza en diferentes sedes del país como Santiago, Talca, Temuco y Osorno. Más aún, la meta para este 2015 es llegar a Arica, Antofagasta y Valdivia.

Vinculación con la comunidad

Una de las estrategias más importantes y efectivas del Instituto Confucio en Viña del Mar es su vinculación con la comunidad. Las alianzas con los municipios ha permitido entregar clases gratuitas de chino mandarín y quienes realizan estos cursos tienen la posibilidad, posteriormente, de ingresas a las clases regulares y estudiar con un 50% de descuento.

Además, la labor del Insituto ha sido destacada por las diversas actividades realizadas en la ciudad: club chino, concursos, seminarios, entre otras cosas. El año 2014 se realizaron 115 actividades con una asistencia de más de 37 mil personas a los eventos. El Año Nuevo Chino se ha convertido en una celebración ícono en la ciudad de Viña del Mar y en Chile, se realiza en la Quinta Vergara, con pasacalles en el borde costero, las danzas del león y el dragón, talleres, caligrafía china, clases de Tai Chi, entre otras cosas. “Esto es como un huracán de cultura china, donde el que quiere aprender tiene ahí mismo las herramientas. Gracias a este vínculo con la comunidad, la gente ha perdido el miedo al chino mandarín. La gente, a través de los talleres y la cultura, han visto una posibilidad y han llegado a concretar sus estudios”, agrega la directora ejecutivo del Instituto en la Ciudad Jardín.

De viaje a China

Carolina Araya es ex alumna del Insituto Confucio y Master en Enseñanza de Chino Mandarín de la Anhui Normal University. Conoció el idioma participando en las actividades y relacionándose con algunos profesores chinos, hasta que encontró la posibilidad de postular a una beca. Durante estos días viaja por tercera vez al país asiático.

En cuanto a los beneficios, Carolina señala que son “principalmente en el ámbito laboral, porque en Chile, si uno busca trabajo hay muy poca gente que sabe chino, entonces se abren más puertas, incluso en China, enseñando o como traductor”.

Marcela Solís, es periodista de profesión y también viaja al otro continente dentro de estos días a continuar su Master en Relaciones Internacionales que realiza en Xiamen University de Fujian, pero anteriomente realizó sus estudios en idioma en la Anhui Normal University gracias a la beca que ofrece el Instituto Confucio.

“El mayor beneficio que trae poder hablar otro idioma es el beneficio humano, porque encuentro maravilloso poder entender a otra persona que vive en un lugar completamente distinto al nuestro, que tiene costumbres distintas y creo que a nivel espiritual y como ser humano me ha enriquecido mucho”.