Roberto Retamal Pacheco

  

Este fin de año llega cargado de emociones.

   La Teletón, por una parte, y los anticipos navideños por otra, dan más valor a la epopeya de una jovencita muy tenaz, que gracias a su voluntad de vivir hoy puede mirar el futuro con optimismo.

    Pía Martínez ha nacido de nuevo gracias a que encontró un corazón de recambio, compatible con su organismo.

   Tras un mes de hospitalización, esta joven universitaria ha podido decir a todo el mundo que es posible vivir, cuando el prójimo pone de su parte.

    Tras esta hazaña en el Hospital Gustavo Fricke, nuestro recuerdo viaja hasta aquella otra joven, María Elena Peñaloza, primera trasplantada cardíaca en Chile

    Preguntamos: ¿Qué vamos a llevarnos a la tumba una vez que el buen Dios nos llame a terreno? La respuesta es simple: NADA.

    Sí amigo mío; llegamos desnudos y desnudos nos vamos.

   ¿Es tan difícil dejar parte de este traje humano para que sus remiendos puedan permitir que otra vida continúe?

   Fíjese usted que son pocos los que todavía están dispuestos a ser donantes. Todavía muchos se aferran al dinero, a las propiedades, incluso a su pellejo ¡como si en ultratumba les fuera a servir de algo!

   Incluso el padre de esta jovencita reconoce hidalgamente que se oponía a ser donante; que no estaba con él eso de ceder los órganos para salvar una vida. ¡mire usted cómo aprendió la lección.

   No esperemos que un ser querido nos demanda algunos de los aparejos de nuestro esqueleto. No es preciso que un tío, un hermano o un familiar nos tire la manga por un trasplante.

   Hacerlo “porque sí” es tanto más fácil y hermoso.

   Es, sin duda la mejor lección de esta solidaria víspera de Teletón y de Navidad ¿no cree?

   Nos estamos viendo.

Foto: 24horas.cl