Por Roberto Retamal Pacheco

Bueno, terminó el recreo.¡Ahora, de vuelta a clases!

Estos fueron días de locura. Todos nos mostraron su mejor cara. Hubo caravanas, banderazos, reuniones surtidas y debates, muchos debates.
 Ahora es tiempo de poner en marcha esos proyectos. Tenemos que continuar con nuestra hermosa tarea de poner en valor a Valparaíso.
¿Qué ciudad queremos? Es la pregunta del millón, porque hay casi tantos proyectos como habitantes. Cada porteño tiene su propio plan.
 «Soñar» nuestra ciudad es un oficio poco frecuente.Las recientes elecciones han sido una buena oportunidad de reflexión.
 Lo importante es definir las grandes líneas de acción. Valparaíso no puede olvidar que su industria turística es tanto o más gravitante que el puerto, porque su belleza jamás podrán llevársela a Santiago.
 Igualmente la industria universitaria y la innovación tecnológica deben seguir prosperando. Son los quehaceres del mañana.
Pero, principalmente, debemos cuidar nuestro patrimonio. Cuidarlo significa no dejarlo a merced de los vándalos o los borrachines y drogos que se orinan, defecan y vomitan en nuestras calles y rincones.
Hagamos respetar de una vez eso que tanto nos enorgullece y que nos significó ser nombrados Patrimonio de la Humanidad.
Es hora de aplicar mano firme, sanciones fuertes e implacables contra los criminales del rayado y los destrozos.
 No podemos ser menos que Arequipa, o que La Habana o Quito.
 Si en todas esas ciudades a los vándalos los ponen entre rejas de una, nosotros no podemos ser menos.
Volvemos a clases; se terminó el recreo. Exijamos a nuestras autoridades hacer bien las tareas y apretar a fondo a estos parásitos que insisten en rayar, ensuciar y destruir lo que tanto nos cuesta mantener. ¡Hagámoslo ya!
 Nos estamos viendo