Después de años de inactividad, el ascensor Lecheros de Valparaíso podría volver a funcionar. El Concejo Municipal aprobó esta semana el diseño de un proyecto que busca restaurar este icónico medio de transporte, con una inversión inicial de $270 millones financiados por el Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR).

La iniciativa representa el primer paso concreto para devolverle vida a uno de los ascensores más antiguos de la ciudad, cuyo origen se remonta a 1906 y que fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1998. El diseño contempla un diagnóstico técnico y arquitectónico completo, junto con criterios de conservación patrimonial, accesibilidad universal y seguridad.

Según explicaron desde la administración local, esta etapa de diseño es clave porque definirá los estándares técnicos e institucionales que permitirán luego avanzar hacia una restauración completa. Se proyecta que esa segunda fase podría superar los $1.000 millones.

Para la alcaldesa Camila Nieto, este avance reafirma el compromiso de su equipo con la recuperación de los ascensores porteños: “Esta adjudicación sella el compromiso de nuestra administración con la recuperación de los ascensores de Valparaíso, porque entendemos la importancia del servicio que entregan: un transporte patrimonial inclusivo, eficiente y sostenible”.

De igual forma, el concejal Lukas Cáceres subrayó la necesidad social de la obra, especialmente en sectores como Barón: “Hay muchos adultos mayores en el sector y recuperar este ascensor es clave también para el transporte público y la identidad del patrimonio”.

El proyecto ha sido bien recibido en general por las autoridades locales. El concejal Dante Iturrieta también expresó su respaldo: “Es un buen avance para el sector y para Valparaíso, porque recuperar un ascensor emblemático es lo que está pidiendo la ciudadanía”.

Este proceso de diseño no solo busca recuperar un medio de transporte práctico, sino también reactivar una parte esencial de la identidad porteña. El ascensor Lecheros, al igual que otros funiculares, no solo conecta el plan con los cerros Barón y Lecheros: también conecta generaciones y memorias de una ciudad que valora profundamente su historia.