Maite Orsini fue sorprendida este miércoles cerca del mediodía saliendo desde el interior de un gimnasio, mientras un equipo del programa “Sígueme” de TV+ la esperaba para preguntarle por sus recientes polémicas. La diputada del Frente Amplio guardó silencio ante la mayoría de las consultas, pero alcanzó a responder brevemente cuando se le cuestionó si estaba trabajando: “No, estoy en semana distrital”.

El registro, captado por el espacio televisivo, muestra a la parlamentaria caminando en silencio hacia su vehículo sin contestar preguntas sobre su relación con Jorge Valdivia ni sobre su credibilidad como figura pública. Tampoco se refirió a su continuidad en el Congreso.

Una de las preguntas más insistentes vino desde la periodista del programa:
“¿No estás trabajando?, porque hoy es un día laboral donde deberías estar en el Congreso”. Ante esto, Orsini detuvo brevemente su marcha y dijo: “No, estoy en semana distrital”, antes de subirse al auto y retirarse.

La situación generó reacciones en el panel de “Sígueme”. El periodista Michel Roldán explicó que la semana distrital “no es una semana de vacaciones”, sino un espacio para que los parlamentarios “trabajen en terreno y se conecten con las necesidades de sus distritos”. Sin embargo, advirtió que el gimnasio desde donde fue vista Orsini “no está en su distrito”, y calificó como “extraño” que estuviera allí a las 12:00 de un día hábil.

Aunque no existen horarios obligatorios en semanas distritales, el hecho reabre la discusión sobre el uso del tiempo y la responsabilidad pública de los legisladores, especialmente cuando enfrentan cuestionamientos públicos o están bajo el foco mediático.

¿TRABAJO EN TERRENO O DÍA LIBRE?

Después del breve cruce entre la diputada y la prensa, surgió una pregunta clave: ¿Qué es la semana distrital y qué tan libre es su uso? Según indica el reglamento del Congreso Nacional, se trata de una semana en la que los diputados no sesionan en Valparaíso, ya que están destinados a trabajar en terreno dentro de sus respectivos distritos. El objetivo es claro: recoger inquietudes de la ciudadanía, fiscalizar servicios locales y mantener contacto directo con la comunidad.

Sin embargo, en la práctica, esta flexibilidad también abre espacio a interpretaciones más relajadas ya que no existe un horario fijo ni supervisión estricta, lo que permite que cada parlamentario administre su agenda como estime conveniente. Eso incluye, por ejemplo, asistir al gimnasio a las 12:00 del día, como en el caso de Maite Orsini.

Para algunos, esto puede parecer un uso legítimo del tiempo personal dentro de un marco flexible. Para otros, una señal de desconexión con la urgencia que vive la política actual. “No se trata de criminalizar ir al gimnasio”, comentó en el programa Michel Roldán, “pero sí es llamativo que no estuviera en actividades visibles de su distrito en pleno horario laboral”.

Esto se suma al creciente escrutinio que enfrentan figuras públicas por la forma en que usan su tiempo, especialmente en medio de cuestionamientos sobre su compromiso, transparencia o credibilidad. Y aunque no hay faltas formales, la percepción pública sí importa, sobre todo cuando el margen de confianza en las instituciones políticas sigue en descenso.