Un macabro hallazgo se produjo en Teuchitlán, Jalisco, México, el pasado 6 de marzo, donde se descubrieron cientos de restos óseos calcinados, fosas clandestinas y crematorios ilegales en un sitio conocido como Rancho Izaguirre, descrito por las autoridades como el “Auschwitz Mexicano”. El descubrimiento fue realizado gracias a la intervención del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco y la Guardia Nacional.

El trabajo conjunto de los Guerreros Buscadores de Jalisco y la Guardia Nacional reveló un escenario espeluznante en Rancho Izaguirre, que operaba como un presunto centro de exterminio del Cartel Jalisco Nueva Generación. Según Indira Navarro, activista de Guerreros Buscadores, más de 1,500 víctimas podrían haber sido asesinadas y desaparecidas en este lugar. Esta información proviene de una sobreviviente que estuvo bajo las órdenes del cartel durante tres años.

En una primera inspección del rancho en septiembre del año pasado, las autoridades no hallaron los restos que se descubrieron meses después, ya que los cuerpos fueron calcinados y ocultos bajo capas de ladrillos y tierra, lo que representó una nueva modalidad de ocultación utilizada por el crimen organizado.

De acuerdo con la Fiscalía Estatal, la Vicefiscalía en Personas Desaparecidas detectó un modus operandi innovador en el ocultamiento de las víctimas, quienes fueron calcinadas y luego cubiertas con una losa de ladrillo y tierra. Además, la activista Navarro destacó que las víctimas, en su mayoría, eran reclutadas de manera forzada, y en muchos casos, eran tratados como carne de cañón para ser enviados a las zonas más peligrosas donde, si sobrevivían, ascendían dentro de la organización.

El hallazgo también ha revelado más de mil objetos identificados como ropa, accesorios y otros artículos personales que podrían ser claves para que las familias de las víctimas desaparecidas puedan reconocer a sus seres queridos.