Este lunes, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó al senador Marco Rubio como su elección para el cargo de secretario de Estado, un nombramiento que marca un hito al convertirlo en el primer latino en ocupar la posición de máximo diplomático del país.

Rubio, quien es senador por Florida y ha destacado por su postura enérgica frente a los enemigos geopolíticos de Estados Unidos, enfrentará una compleja agenda global, con conflictos activos en Ucrania y el Medio Oriente, además del avance estratégico de China en colaboración con Rusia e Irán.

Rubio, de 53 años, ha subrayado durante los último tiempo la importancia de abordar la crisis en Ucrania mediante acuerdos negociados, señalando que “la realidad es que la guerra en Ucrania terminará con un acuerdo”. Esta postura lo ha llevado a votar en contra de paquetes de ayuda militar para Ucrania, sumando una perspectiva pragmática en línea con las prioridades de la administración de Trump, quien ha abogado por reducir el intervencionismo y evitar conflictos prolongados.

La selección de Rubio no solo responde a razones estratégicas de política exterior, sino también a una visión nacional que busca consolidar el creciente respaldo latino a Trump, grupo demográfico que tradicionalmente se inclinaba hacia el Partido Demócrata. Al integrar a Rubio, el presidente electo envía una señal de inclusión a este grupo clave, lo cual podría fortalecer la relación de la administración con la comunidad latina y sus intereses.

Rubio era uno de los finalistas para la candidatura vicepresidencial de Trump, una posición que finalmente recayó en el senador JD Vance, una figura conocida por su enfoque aislacionista en temas exteriores. En su papel de Secretario de Estado, Rubio adoptará una estrategia firme contra China, destacándose como uno de los principales críticos de Beijing en el Senado y en temas como la prohibición de TikTok y la limitación de ventas a Huawei.

El nombramiento de Rubio también ha generado escepticismo entre algunos republicanos, debido a su historial como defensor de la OTAN y su oposición a la retirada de Estados Unidos de este organismo, en contraste con la postura de Trump sobre negarse a defender a las naciones “morosas” en la financiación.

Por otro lado hay que recordar que Rubio, cuyo abuelo huyó de Cuba en 1962, también se opone abiertamente a la normalización de las relaciones con el Gobierno cubano, como también es partidario de aumentar las sanciones contra el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela.