Este lunes 19 de septiembre, los restos mortales de la reina Isabel II llegaron a la capilla en memoria del rey Jorge VI, en el castillo de Windsor, el que se convirtió en su destino final.

Aquí, los restos de la monarca británica, reposarán junto a los restos de su padre, el rey Jorge VI, su madre Elizabeth Bowes, conocida como la Reina Madre y su hermana Margarita.

En este pequeño recinto se encuentran los restos de su esposo, el príncipe consorte Felipe de Edimburgo, quien falleció en abril de 2021. Anteriormente los restos de Felipe se encontraban en la bóveda real de la capilla San Jorge, y tras la muerte de la reina Isabel, se reubicaron para que repose junto a su esposa.

Previamente, y tras diez días de ceremonia, la era isabelina concluyó con un funeral de estado que quedará grabado en los recuerdos no sólo de los británicos sino que de todo el mundo que estuvo pendiente del adiós a la monarca.

El coche fúnebre con los restos de la reina y su comitiva, viajaron desde Londres a Windsor, siendo despedidos por multitudes que se agolparon en las calles a despedir a su reina.

Ya en la capilla de San Jorge, en una breve ceremonia, como había sido solicitada en vida por la reina Isabel II, el deán de Windsor, David Conner, leyó versos del libro del Apocalipsis, tal y como ocurrió en otros funerales de monarcas británicos.

Posteriormente, Conner, fue el encargado de uno de los momentos más emotivos de esta jornada, al despojar el féretro de la reina de sus joyas. De lo alto del féretro fueron sacados el orbe real, el cetro de oro y la corona imperial, como simbolismo de que todo regresaba a Dios.

Luego, el rey Carlos III colocó una bandera militar de la reina Isabel II sobre el féretro, y el lord chambelán (el cargo de mayor rango en la residencia de la reina), Andrew Parker, rompió simbólicamente el bastón de mando, concluyendo así la era de la reina Isabel II en Inglaterra, dando inicio al descenso del féretro a la cripta, mientras eran leídos los títulos de la monarca.