Samuel Echeverría (33) proviene de una familia de artistas: su hermana, Luciana Echeverría, es actriz y su padre era ceramista.

Amante del cine, Echeverría cursó la carrera de comunicación audiovisual. Sin embargo, los estudios en esta materia no fueron las herramientas indicadas para lograr acercarse a la expresión artística que buscaba. Años más tarde, incursionó en la literatura, específicamente en la poesía.

Durante sus primeros años de vida, él vivió en la comuna de Pelluhue, región del Maule, donde encontró una intensa conexión con el mar, el cual fue uno de los tantos motores inspirativos en sus obras literarias.

Echeverría escribió su primer libro en 2016, Subterráneo, y según el autor, es un poemario que expresa “la honestidad del proceso que estaba viviendo: los conflictos y sentimientos contra mi yo interno”. Cuatro años más tarde, y durante los primeros meses de la pandemia, el literato publicó su segunda obra, Hay Razones (2020), libro que compila diversos poemas que creó a lo largo de su vida.

Frente a las dificultades para elaborar ideas y escribir textos durante las extensas cuarentenas que sufrió la ciudad de Santiago, el poeta reflexiona: “En mi caso me ha bloqueado. El estrés pandémico, el caos social que ha provocado… estos son factores que obstaculizan la creación de obras”.

¿Cómo fue el proceso de escribir Subterráneo?

Subterráneo fue un proceso de dos años. En ese momento y por circunstancias de mi vida, mi único objetivo fue escribir aquella obra, por lo que es un libro que fue elaborado y editado en un tiempo correlativo. Es una obra que muestra al desnudo mis sentimientos y apreciaciones de la vida.

¿En qué te ha dificultado la pandemia a la hora de escribir?

El paso previo a materializar un texto es la reflexión y análisis del tema en el que uno navegará. Dicho lo anterior, las ideas han sido las más afectadas principalmente en estas circunstancias. Para llegar a los conceptos, necesito estar tranquilo, sin un estrés pandémico que, sin duda, me ha influido en la inspiración de temas a tratar y, posteriormente, concretarlas en una nueva obra.

¿La tensión se ha expresado en la escritura?

Esta presión y la situación del país me ha bloqueado, porque, generalmente, cuando escribo poesía lo más importante es fluir. Durante la pandemia he elaborado textos con menos frecuencia que antes. De hecho, llegué al punto en que estoy incursionando, desde hace algún tiempo atrás, en otro género literario: la novela.

Pero su última publicación, Hay Razones, fue lanzada en 2020

Ese libro lo trabajé hace mucho tiempo, no escribí textos nuevos. Como estaba transitando por una crisis creativa, producto de la pandemia, utilicé texto antiguos y me aboqué a la edición de los mismos.

¿Entonces es difícil encontrar el “norte” cuando trabajas en una nueva obra bajo esta emergencia sanitaria?

Muchísimo. El hecho de no poder realizar acciones rutinarias por un tiempo tan prolongado es un cambio fuerte. Todo eso te afecta como ser humano (…). Yo trabajo con mis sentimientos y visiones de vida, por lo que el fluir literario se ve entorpecido.

En el caso concreto, durante este proceso mundial se han visto restringidas las libertades individuales y, cuando uno es un creador, esta condición es primordial. Yo creo historias, y las historias nacen a partir de anécdotas, circunstancias, y hemos estado falta de eso. Mis herramientas son las cosas que yo vivo con la gente, lo que veo, percibo y siento. Las ideas no se crean por sí solas.

En ese sentido, todos los días se registran muertes de personas por causas asociadas al Covid-19, ¿cómo es escribir en estas circunstancias?

Es casi imposible escribir con tanta muerte alrededor y afecta en lo más íntimo. Cuando un árbol, que es un símbolo de vida, muere hay características que son plausibles para narrarlas en un texto, pero no así con la gente.

Quiero ser claro. Dos focos han sido puntos de inflexión: el estallido social y la pandemia. Ambos han impactado mucho a los creativos, dentro de los que me incluyo, ya que se han afectado aspectos culturales (…) y abren otra línea de análisis más cercano a lo social, por ejemplo, el pensamiento de que las prioridades individualistas no son tan relevantes. La panorámica cambió y el artista también se ve removido por eso.

¿Pero la muerte puede ser un motor creativo?

Yo creo que la muerte no es un motor creativo, sino lo que conlleva el deceso en el ser humano. En mis primeras obras, la muerte estuvo muy presente por el fallecimiento de seres cercanos, las que me afectaron como persona y ello es un reflejo en los textos. La vida es ahora y hay que tratar de hacer cosas que queden en el plano terrenal.

Como me comentaste anteriormente estás trabajando en un novela

Sí. Se llama Isla 13 y corresponde al género de ficción. Estoy esperando una pronta publicación de la obra. En este contexto, estoy realizando la edición final del libro; detalles, pero ya está terminada en cuanto a trama. También estoy enfocado en hablar con diversos distribuidores. Ahora, lo único que te puedo asegurar es que no hay una fecha fijada para el estreno.