El expresidente francés Nicolas Sarkozy fue condenado este lunes a tres años de cárcel, uno de prisión firme -domiciliaria o vigilancia con un brazalete electrónico- y dos exentos de cumplimiento, por delitos de corrupción y tráfico de influencias en el llamado caso de las escuchas o caso Paul Bismuth.

Con esta sentencia, Sarkozy se convierte en el primer expresidente francés en ser condenado a una pena de prisión firme. Su mentor y antecesor en el puesto, Jacques Chirac, fue condenado en el 2011 a dos años de prisión con suspensión de pena por malversación de fondos en un caso de empleos ficticios cuando era alcalde de París.

Respecto de la sentencia, los jueces consideraron probado que existió un pacto de corrupción para beneficiar los intereses judiciales de Sarkozy en otras causas abiertas tras su salida del Elíseo en 2012.

“Los hechos por los que ha sido declarado culpable el señor Nicolas Sarkozy son de una especial gravedad al haber sido cometidos por un antiguo presidente de la República que ha sido el garante de la independencia de la Justicia”, señaló el tribunal en su sentencia.

Junto a ello, los magistrados consideraron que Sarkozy “se sirvió de su condición de antiguo presidente de la República, así como de las relaciones políticas y diplomáticas que ha tejido mientras estaba en ejercicio, para recompensar a un magistrado que había servido su interés personal”.

Cabe señalar que este caso salió a la luz en el 2014 a raíz de unas escuchas telefónicas en el marco de otra investigación sobre la supuesta financiación libia de su campaña presidencial del 2007.  En dichas grabaciones se pudo descubrir que Sarkozy y su abogado y gran amigo, Thierry Herzog, hablaban a través de una línea secreta abierta bajo una identidad falsa a nombre de Paul Bismuth. Sarkozy intentó obtener de Azibert informaciones bajo secreto de sumario del llamado caso Bettencourt a cambio de ayudarle a conseguir un prestigioso puesto en el Consejo de Estado de Mónaco.