Se ha debatido profusamente en los medios la idea de autorizar un retiro excepcional de un porcentaje de los fondos previsionales que cada trabajador tiene en su cuenta de AFP con el objetivo de aliviar la alicaída economía familiar de muchos chilenos. Sin ir más lejos, en Perú se autorizó el retiro de un 25% como máximo por cotizante, cumpliendo ciertos requisitos.

Sin duda, el tema es complejo y tiene aspectos positivos, así como negativos. Para comenzar el análisis, una definición de ahorro es el sacrificio de consumo actual por consumo futuro. Desde ese punto de vista, el ahorro forzoso realizado en la AFP tiene un destino básico reconocido: ser utilizado para la jubilación de cada trabajador. Sin embargo, ante una emergencia como la actual pandemia, parece lógico utilizar parte de estos ahorros, puesto que pareciera que este dinero fuese más valioso (o necesario) ahora que en el futuro. 

Desde mi punto de vista, me parece una solución viable y completamente entendible. Sin embargo, no hay que olvidar que autorizar el retiro presente de fondos destinados para el futuro, tendrá un efecto allá. En ese sentido, hay que entender que la pensión de una persona es en función de la cantidad de dinero que se ahorre en un plazo definido y la rentabilidad que estos fondos obtengan durante este plazo. Por lo tanto, el retiro puro de fondos necesariamente tendrá un efecto negativo en las pensiones, dado que el monto dejará de rentar por los años venideros. No obstante, creo que el análisis está en explorar soluciones alternativas al retiro puro. 

Una alternativa sería hacer el retiro y devolverlo mediante un aumento de la cotización, aumento que podría ser compartido entre el trabajador, el empleador y el estado. Otra vía sería que cada cotizante devolviera el monto rescatado a través un pago mensual distinto a la cotización cuando la economía retome la senda. Eso sería como solicitar un préstamo a la AFP de mis propios fondos, el que podría ser con o sin intereses. En caso de ser con intereses, ese incremento debería ir directo como ganancia a la cuenta del trabajador. Lo positivo de estas alternativas es que el impacto en las pensiones sería menor y podría hacerse a través de las plataformas de la misma AFP vale decir con costos de transacción cero. En el escenario que no se quisieran devolver los fondos, sin mayor deterioro de las pensiones, una solución sería aplazar la edad legal de jubilación para quienes hagan el retiro o incentivar con rebaja de impuestos a quienes decidan devolver los retiros.

El tema tiene varias lecturas y alternativas, pero a priori no me parece una idea que deba ser desechada en absoluto. Sobre todo, pensando en la clase media que ha visto mermado sus ingresos por la pandemia y que tiene fondos de pensiones más significativos que los sectores más vulnerables, así como capacidad de empleo futuro y por lo tanto, más probabilidad de recuperar el retiro realizado. Sin embargo, en este tema es fácil caer en discursos demagógicos o populistas, por lo que mi llamado es a realizar un análisis técnico sobre la base de las alternativas planteas y otras que pudiesen existir, sin perder de vista los objetivos reales del retiro.

 


José Navarrete Oyarce
Director de la carrera de Ingeniería en Administración
de Empresas de la Universidad Andrés Bello