Estimado Señor Director:

El conflicto armado en curso entre Armenia y Azerbaiyán ha tenido como resultado la ocupación de la región de Nagorno Karabaj y los 7 distritos adyacentes de la República de Azerbaiyán, cuya población nativa fue completamente expulsada por Armenia. Hoy en día no ha quedado ni un solo azerbaiyano en los territorios ocupados. Es decir, en los territorios ocupados de Azerbaiyán fue perpetrada una limpieza étnica contra su población azerbaiyana.

La comunidad internacional ha condenado constantemente y en los términos más enérgicos el uso de la fuerza contra Azerbaiyán y la ocupación de sus territorios. En 1993, el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó las resoluciones 822 (1993), 853 (1993), 874 (1993) y 884 (1993), que condenan la ocupación de los territorios de Azerbaiyán y reafirman el respeto a la integridad territorial y la soberanía de la República de Azerbaiyán y la inviolabilidad de sus fronteras internacionalmente reconocidas. En las mismas resoluciones, el Consejo de Seguridad también confirmó que la región de Nagorno-Karabaj es parte de Azerbaiyán, y exigió el retiro inmediato, completo e incondicional de las fuerzas ocupantes de todos los territorios ocupados de Azerbaiyán. Otros organismos internacionales han adoptado una postura similar.

Como resultado de su política de agresión contra azerbaiyanos desde 1988, Armenia ha ocupado una quinta parte del territorio de Azerbaiyán. En ese momento, más de 700.000 azerbaiyanos fueron expulsados de sus tierras natales.

Con respecto a la solución del conflicto, le transmito la declaración en la que se expresa la posición de la comunidad azerbaiyana de la región de Nagorno-Karabaj de la República de Azerbaiyán:

“Declaración de la comunidad azerbaiyana de la región de Nagorno-Karabaj de la República de Azerbaiyán

Nosotros, los desplazados internos de la región de Nagorno-Karabaj y otros distritos ocupados de la República de Azerbaiyán, hemos sufrido la agresión armenia durante casi 30 años.

La política de depuración étnica contra nosotros, iniciada en 1988, culminó con la invasión militar armenia, la ocupación de casi una quinta parte del territorio de Azerbaiyán y la expulsión de más de 700.000 azerbaiyanos de sus tierras ancestrales.

Durante la agresión y la ocupación de nuestros territorios, miles de azerbaiyanos fueron brutalmente asesinados y otros muchos civiles desaparecieron. El genocidio perpetrado en la ciudad de Joyali, de población azerbaiyana, en la región de Nagorno Karabaj de Azerbaiyán, donde en una noche fueron asesinados brutalmente 613 civiles, entre ellos mujeres, niños y ancianos, se ha convertido en la mayor matanza cometida contra los azerbaiyanos por las fuerzas invasoras armenias. Lamentablemente, los autores de esos delitos siguen impunes.

La comunidad mundial, incluidos el Consejo de Seguridad y la Asamblea General de las Naciones Unidas, ha expresado repetidamente su apoyo inequívoco a la soberanía y la integridad territorial de la República de Azerbaiyán dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas, con la región de Nagorno-Karabaj como parte inalienable de ella, y ha afirmado el derecho de todos los azerbaiyanos desplazados internamente a regresar a sus tierras.

La comunidad azerbaiyana de la región de Nagorno-Karabaj de Azerbaiyán apoya la solución pacífica del conflicto, que garantizaría la retirada inmediata, completa e incondicional de las fuerzas armadas armenias de la región de Nagorno Karabaj y de los restantes territorios ocupados de Azerbaiyán, el regreso en condiciones de seguridad y dignidad de la población azerbaiyana desplazada por la fuerza a sus hogares y propiedades en esos territorios, la rehabilitación y el desarrollo económico de esos territorios y la coexistencia pacífica de las comunidades armenia y azerbaiyana de la región de Nagorno-Karabaj dentro de Azerbaiyán en condiciones de igualdad y sin discriminación.

Sin embargo, es muy difícil prepararse para la paz y la reconciliación en el contexto de la política anexionista manifiesta de Armenia y la belicosa retórica de sus dirigentes, ejemplificada en la infame declaración del Primer Ministro de la República de Armenia, Nikol Pashinyan, de que “Karabaj es Armenia”. Además, Armenia niega incluso la existencia misma de la comunidad azerbaiyana de la región de Nagorno Karabaj de Azerbaiyán, nos deniega nuestros derechos y libertades fundamentales y trata de oponerse por todos los medios al contacto entre las comunidades azerbaiyana y armenia de la región de Nagorno-Karabaj de Azerbaiyán. Todo ello es prueba adicional del profundo desprecio por los derechos humanos que define la política armenia de agresión y ocupación de los territorios de Azerbaiyán.

Armenia trata de impedir que los azerbaiyanos regresen a sus hogares y pretende colonizar los territorios ocupados, lo que queda de manifiesto en políticas y actos deliberados que tienen por objeto modificar la composición demográfica de esos territorios y su carácter económico, social y cultural.

Exhortamos a la comunidad mundial a que no cierre los ojos ante la continuada agresión armenia y el sufrimiento de cientos de miles de azerbaiyanos desarraigados de sus hogares durante 30 años, y a que redoble los esfuerzos para garantizar la aplicación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y la solución del conflicto entre Armenia y Azerbaiyán sobre la base de las normas y los principios del derecho internacional consagrados en el Acta Final de Helsinki, respetando plenamente la soberanía y la integridad territorial de la República de Azerbaiyán dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas.

Nosotros, los desplazados internos de la región de Nagorno-Karabaj y otros distritos ocupados de la República de Azerbaiyán, hemos sufrido la agresión armenia durante casi 30 años.

La política de depuración étnica contra nosotros, iniciada en 1988, culminó con la invasión militar armenia, la ocupación de casi una quinta parte del territorio de Azerbaiyán y la expulsión de más de 700.000 azerbaiyanos de sus tierras ancestrales.

Durante la agresión y la ocupación de nuestros territorios, miles de azerbaiyanos fueron brutalmente asesinados y otros muchos civiles desaparecieron. El genocidio perpetrado en la ciudad de Joyali, de población azerbaiyana, en la región de Nagorno Karabaj de Azerbaiyán, donde en una noche fueron asesinados brutalmente 613 civiles, entre ellos mujeres, niños y ancianos, se ha convertido en la mayor matanza cometida contra los azerbaiyanos por las fuerzas invasoras armenias. Lamentablemente, los autores de esos delitos siguen impunes.

La comunidad mundial, incluidos el Consejo de Seguridad y la Asamblea General de las Naciones Unidas, ha expresado repetidamente su apoyo inequívoco a la soberanía y la integridad territorial de la República de Azerbaiyán dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas, con la región de Nagorno-Karabaj como parte inalienable de ella, y ha afirmado el derecho de todos los azerbaiyanos desplazados internamente a regresar a sus tierras.

La comunidad azerbaiyana de la región de Nagorno-Karabaj de Azerbaiyán apoya la solución pacífica del conflicto, que garantizaría la retirada inmediata, completa e incondicional de las fuerzas armadas armenias de la región de Nagorno Karabaj y de los restantes territorios ocupados de Azerbaiyán, el regreso en condiciones de seguridad y dignidad de la población azerbaiyana desplazada por la fuerza a sus hogares y propiedades en esos territorios, la rehabilitación y el desarrollo económico de esos territorios y la coexistencia pacífica de las comunidades armenia y azerbaiyana de la región de Nagorno-Karabaj dentro de Azerbaiyán en condiciones de igualdad y sin discriminación.

Sin embargo, es muy difícil prepararse para la paz y la reconciliación en el contexto de la política anexionista manifiesta de Armenia y la belicosa retórica de sus dirigentes, ejemplificada en la infame declaración del Primer Ministro de la República de Armenia, Nikol Pashinyan, de que “Karabaj es Armenia”. Además, Armenia niega incluso la existencia misma de la comunidad azerbaiyana de la región de Nagorno Karabaj de Azerbaiyán, nos deniega nuestros derechos y libertades fundamentales y trata de oponerse por todos los medios al contacto entre las comunidades azerbaiyana y armenia de la región de Nagorno-Karabaj de Azerbaiyán. Todo ello es prueba adicional del profundo desprecio por los derechos humanos que define la política armenia de agresión y ocupación de los territorios de Azerbaiyán.

Armenia trata de impedir que los azerbaiyanos regresen a sus hogares y pretende colonizar los territorios ocupados, lo que queda de manifiesto en políticas y actos deliberados que tienen por objeto modificar la composición demográfica de esos territorios y su carácter económico, social y cultural.

Exhortamos a la comunidad mundial a que no cierre los ojos ante la continuada agresión armenia y el sufrimiento de cientos de miles de azerbaiyanos desarraigados de sus hogares durante 30 años, y a que redoble los esfuerzos para garantizar la aplicación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y la solución del conflicto entre Armenia y Azerbaiyán sobre la base de las normas y los principios del derecho internacional consagrados en el Acta Final de Helsinki, respetando plenamente la soberanía y la integridad territorial de la República de Azerbaiyán dentro de sus fronteras internacionalmente reconocidas.”

Yasin Jafarov
Jefe de Misión Diplomática de la Republica de Azerbaiyan en la República de Chile