El primer ministro libanés, Saad Hariri, anunció este martes su renuncia al Gobierno de coalición tras una profunda crisis que vive el país.

Esto porque desde el 17 de octubre de una ola de protestas ,sin precedentes, desencadenada por la subida de impuestos y un «régimen» que ha sido incapaz de resolver los problemas de un país con 86.000 millones de dólares de deuda, alrededor del 150 % del PIB.

En este sentido, decenas de miles de libaneses llevan dos semanas tomando las plazas y cortando carreteras protestando por la corrupción, la carestía y la ineficacia de un gobierno de carácter caciquil y paralizado por las cuotas y liderazgos sectarios heredados del final de la guerra civil, hace treinta años.

Hariri, quien prometió vagas reformas para aplacar las protestas, asegura haber llegado a “un callejón sin salida”.

“Para todos los aliados en la esfera política, nuestra responsabilidad hoy es proteger Líbano y promover su economía”, indicó en su discurso de dimisión.