En un país que avanza a pasos agigantados hacia el uso masivo de la tecnología, y que, de aquí a 2 años, tal y como lo ha trasladado nuestro ministerio de Telecomunicaciones, el 5G será una realidad. Me alegra pensar lo que la educación y la salud en general podrán avanzar, más allá de poder descargar una película de 800MB en apenas un segundo. 

Esta tecnología, en el ámbito de la medicina abre posibilidades como lo que hemos podido ver en la prensa. En China, por ejemplo, ha sido posible realizar una cirugía a cientos de kilómetros de distancia. En odontología, en ese mismo país, han desarrollado un robot capaz de colocar implantes dentales a un paciente, a través de la supervisión remota de odontólogos. Está en fase de pruebas, pero todo apunta a que seguirán desarrollando tecnología en esta línea.

En Chile, tenemos todavía que superar temas que son básicos y que tienen que ver con cuidados esenciales. Aquí, más del 74% de los mayores de 15 años tienen caries y el 99% de nuestros adultos entre 65 y 74 las padecen. ¿Y esto cómo lo abordamos como país y desde las Universidades? Numerosas son las campañas destinadas a sensibilizar a la población sobre la importancia de cepillarse los dientes al menos 2 veces al día, y existen programas del Minsal específicos en salud oral. Pero a la vista están las cifras, que nos alertan que algo no está funcionando. La caries es una enfermedad infectocontagiosa que no sólo incide en la salud oral, sino tiene repercusiones que pueden desde lo físico a lo psicológico, de ahí la importancia de hacer un ejercicio de autocrítica, y como toda crítica que se precie de tal, debe ser siempre constructiva.

En las Universidades tenemos como ´leitmotiv´ la excelencia en la formación en los futuros profesionales de la salud para impactar en el bienestar de la sociedad, y trabajamos arduamente en colocar en el centro a nuestros estudiantes, aquellos que en algún momento serán los responsables de ayudar a todos y cada uno de sus pacientes a mejorar su salud oral y llegar en algún momento a bajar tan alarmantes estadísticas. Queda sin embargo mucho por hacer: una de ellas será adaptarnos a las nuevas tecnologías, no solo como recurso pedagógico para la formación de los futuros profesionales de la salud, sino formarlos como actores relevantes de la transformación tecnológica en la que actualmente nos encontramos. Y espero que lo logremos a una velocidad 5G.

 

Dra. María José Muñoz Leal
Directora de Carrera
Odontología
Universidad Andrés Bello