Jair Bolsonaro ,presidente de Brasil, sobrevoló este sábado el área afectada tras la rotura de un dique de la minera Vale en jurisdicción de Brumadinho, municipio de Minas Gerais (en el sudeste de Brasil) y aseguró que su Gobierno «pedirá justicia» ante la tragedia, que ha dejado al menos 9 muertos y más de 300 desaparecidos.

Bolsonaro, quien asumió la presidencia del país el pasado 1 de enero, afirmó a través de su cuenta de Twitter que el Ejecutivo «hará todo lo que esté a su alcance» para «atender a las víctimas, minimizar daños, investigar los hechos y prevenir nuevas tragedias como las de Mariana y Brumadinho, por el bien de los brasileños y del medio ambiente».

«Es difícil estar delante de todo ese escenario y no emocionarse», destacó Bolsonaro, quien sobrevoló la región y observó los incalculables daños provocados por la ruptura de la represa de la minera Vale, la mayor productora de mineral de hierro del mundo.

Según los bomberos, al menos 9 personas han muerto y 354 están desaparecidas después de que un río de lama arrasara la mina Feijao, donde trabajaban más de 400 personas de Vale, e inundara la región rural próxima a la ciudad de Brumadinhos.

Pese a que el gobernador de Minas Gerais, Romeu Zema, declaró la noche del viernes que la probabilidad de encontrar supervivientes es mínima, los bomberos señalan que están trabajando en estos momentos para rescatar a unas 15 familias que se encuentran incomunicadas.

Los equipos de rescate informaron este sábado que han localizado un autobús en el que al parecer viajaba funcionarios de Vale en el momento en el que se produjo el desastre, aunque precisaron que la probabilidad de que existan personas con vida es reducida.

Igualmente, admitieron que el número de víctimas probablemente será mayor que hace tres años, cuando una represa de la minera Samarco, que también tiene participación de Vale, causó la muerte de 19 personas y la mayor catástrofe ambiental de Brasil.

Los familiares de los desaparecidos se concentran desde el viernes en un hospital de campaña en Brumadinhos en busca de informaciones sobre el paradero de sus allegados, mientras varios equipos de psicólogos ofrecen ayuda.

El Gobierno activó un gabinete de crisis delante de la magnitud de los hechos y desplazó a varios de sus ministros hasta la zona del desastre.