Aunque no se ha descubierto una cura para la infección por el VIH, los tratamientos disponibles hoy en día permiten en muchos casos mantener el virus controlado.

A pesar de las mejoras, sin embargo, las personas que viven con este virus tienen una esperanza de vida promedio 10 años menor que el resto -aunque esto depende en gran medida de en qué fase se haya detectado la presencia del virus-, según los datos de ONUSIDA de 2017.

Uno de los retos para las autoridades sanitarias es mejorar la calidad de vida de las personas que viven con VIH. Y para ello es fundamental la prevención, la detección y el tratamiento.

Mediante una prueba de sangre o el raspado del interior de la mejilla con un hisopo, puede detectarse la carga en sangre del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), un virus que afecta al sistema inmunitario y puede hacer que el portador enferme con facilidad.

El sida (el síndrome de la inmunodeficiencia adquirida) ocurre cuando los signos clínicos de la inmunodeficiencia que provoca el VIH son muy acusados y nuestro organismo ya no puede defenderse correctamente.

El tratamiento es fundamental para no desarrollar sida y para no transmitir el virus. Éstos son los que existen en la actualidad.

Para proteger a personas que no tienen el virus

PrEP (profilaxis preexposición) es una pastilla diaria que ayuda a prevenir en un 90% la infección del VIH mediante relaciones sexuales o en un 70% por el uso de agujas no esterilizadas o utilizadas por múltiples personas. Es solo recomendable para personas sin el virus y se debe consultar con el médico o personal sanitario especializado cuál es la mejor opción.

 

PrEp no protege contra otras infecciones de transmisión sexual como la clamidia o la gonorrea y a veces puede causar efectos secundarios, tales como vómitos, náuseas y mareos.

Si hay exposición al virus

Existe también la llamada PEP (profilaxis postexposición), un tratamiento de emergencia para personas que hayan estado expuestas al VIH en las últimas 72 horas. Los plazos en caso de haber vivido una situación de riesgo son fundamentales ya que el virus tarda unos tres días en llegar al sistema inmunológico. Una vez ahí, empieza a expandirse.

El tratamiento con PEP se prolonga durante 28 días consecutivos, sin interrupción.

Para las personasportadoras del virus

El VIH se trata con medicamentos antirretrovirales, que funcionan al detener la replicación del virus en el cuerpo. Esto permite que el sistema inmunológico se repare y prevenga el síndrome de la inmunodeficiencia adquirida (sida) y enfermedades graves como la tuberculosis.

Se usa una combinación de medicamentos contra el VIH porque el virus puede adaptarse rápidamente a los fármacos y volverse resistente.

Algunos tratamientos tienen una combinación de dosis fija en una sola pastilla, pero por lo general los pacientes suelen tomar entre una y cuatro pastillas al día. El médico es el que decidirá el más apropiado para cada caso.

El objetivo del tratamiento antirretroviral es volver la carga viral indetectable en un periodo de entre tres a seis meses desde el inicio.

Tener la carga viral indetectable significa que el paciente tiene menos riesgo de enfermar a causa del virus, así como de desarrollar otras enfermedades. También reduce el riesgo de transmitir el VIH a otras personas.

Si se ha desarrollado sida

Si la carga vírica es muy alta y el virus ha logrado dañar gran parte del sistema inmunológico, entonces aparece el sida. El sistema de protección del organismo está dañado y pueden contraerse muchas enfermedades, desde un resfriado a la tuberculosis.

Para paliar los efectos se administran los llamados inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de nucleótidos, un tipo de medicamento que interrumpe la duplicación del virus y que ayuda a retrasar la propagación del VIH en el cuerpo.

Hay una gran variedad de marcas y, una vez más, será el doctor quién mejor sepa el que mejor se adecúa.

Estos fármacos pueden tener fuertes efectos secundarios en según qué casos y en ocasiones deben combinarse con otros para tratar otras enfermedades contraídas por la deficiencia en el sistema inmunológico.

¿Y cuán fácil es conseguirlos?

El acceso a los medicamentos para prevenir o tratar el VIH depende mucho del país.

En América Latina, los fármacos para personas que viven con VIH son gratuitos y forman parte del sistema de salud pública, según confirma a BBC Mundo César Núñez, director Regional de ONUSIDA para América Latina y el Caribe.

«En toda América Latina, desde México hasta Chile y Argentina la medicación de VIH es gratuita«, un beneficio que incluso en algunos casos recoge la legislación de cada país.

Aunque a veces, reconoce, algunos sistemas de salud público pueden implantar un sistema llamado de «recuperación de cuotas», en los que el paciente hace una pequeña aportación, en casi todos los casos a voluntad, asegura.

Para acceder a la medicación, explica Núñez, se puede ir tanto a centros sanitarios como organizaciones civiles reconocidas por las autoridades que formen parte del sistema oficial de distribución de medicamentos antirretrovirales.

Pero la cobertura tampoco es igual en toda la región.

«En América Latina no hay una cobertura homogénea, pero sí ha mostrado un progreso en ofrecer el tratamiento y reducir el número de muertes», asegura el funcionario, reconociendo que en ocasiones la distribución de medicamentos no llega a todos los países o zonas por igual.

Según datos del 2017, hay alrededor de dos millones de personas que viven con VIH en América Latina y un 61% recibe el tratamiento. Es un porcentaje mayor al de la media global (59%) y varios puntos por encima del nivel de cobertura en el conjunto del continente europeo (54%).

Pero no todos los medicamentos tienen el mismo nivel de cobertura en toda la región.

«Existe el PrEP, pero no está generalizado. Puede haber programas más completos de PrEP en Argentina o Brasil, pero en otros países como Ecuador se tratan como experiencias pilotos».

Aquí existe la disyuntiva, dijo el funcionario de la ONU, de si deben destinarse los escasos recursos financieros a administrar fármacos de prevención o a intentar hacer llegar el tratamiento al 100% de las personas que viven con el virus, y no solo al 61%.

Así que las prioridades para la región son, por ahora, aumentar el porcentaje de personas con VIH que reciben el tratamiento de forma continuada y a la vez mejorar el acceso a las pruebas de diagnóstico del virus.

Fuente: BBC.