La ultraderecha alemana se congregó en Chemnitz para protestar en contra de la política migratoria que lleva a cabo la canciller Angela Merkel, luego de un asesinato ocurrido en esta ciudad, convertida en el epicentro de las manifestaciones contra los extranjeros y la primera autoridad nacional.

Centenares de personas, incluidos grupos de neonazis, agitaban banderas alemanas y comenzaron a gritar consignas en contra de los inmigrantes y Merkel.

A raíz de esta situación, las policías fueron movilizadas por temor a incidentes similares a los ocurridos en las anteriores manifestaciones, donde se registraron «cazas colectivas» de extranjeros en la calle y de enfrentamientos entre cercanos a la extremo izquierda y extremo derecha, con un saldo de 20 heridos.

Ejemplo de este tenso clima fue la agresión contra un joven sirio de 20 años, víctima de insultos xenófobos y de una fuerte golpiza efectuada por tres personas, en Wismar, en el norte de Alemania, hecho registrado el miércoles 29 por la noche.

Al respecto, la canciller Merkel lamentó que «hemos visto persecuciones xenófobas colectivas, odio en la calle y eso no tiene nada que ver con el Estado de derecho».

Por su parte, el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, calificó el hecho de «chocante», y agregó que «ees fundamentalmente importante que los responsables políticos de toda Europa denuncien esto».