Michael Cohen, el ex abogado de Donald Trump admitió en una corte de Nueva York que pagó a una estrella porno “por encargo del candidato”, en referencia al hoy Presidente de Estados Unidos, para que mantuviera en silencio el affaire que había tenido con él.

Además, el jurista aseguró que el pago fue hecho “con el objetivo principal de influenciar la elección” presidencial de 2016, que enfrentó al republicano con la demócrata Hillary Clinton.

En paralelo, su ex jefe de campaña, Paul Manafort, fue declarado culpable de ocho de los 18 cargos por fraude que se le imputaban, lo que podría significar una condena perpetua. El riesgo para Trump radica en saber si Manafort buscará colaborar con los investigadores del “Rusiagate” para reducir su condena.

Cohen, el hombre de confianza por más de 10 años en todos los negocios del Mandatario, se declaró culpable de múltiples cargos de evasión de impuestos y fraude bancario ante una corte de Manhattan que investigaba sus movimientos financieros y su rol en los pagos a mujeres relacionadas con Trump.

Esta declaración, más otras que podría sumar Cohen, son una bomba de tiempo para Trump. El abogado era más que un asesor legal: era considerado un “fixer” (alguien que arregla los problemas) no solo de los múltiples negocios del magnate sino también de temas personales.

Cohen, que solía grabar las conversaciones que mantenía con su cliente, puede afrontar así hasta 5 años de cárcel, pero al declararse culpable se libera de un juicio en el que podría revelar muchos más secretos del empresario.

Sin embargo, el acuerdo no lo imposibilita de proveer información al investigador especial Robert Mueller, que está examinando una posible interferencia de Rusia en la campaña presidencial que llevó a Trump al poder. Si colaborara sustancialmente, Mueller incluso podría reducir a Cohen su sentencia.