El cambio de hora que se realizó el pasado sábado 11 de agosto fue el último establecido en el Decreto Supremo 253 de 2016, lo que obliga al Gobierno a definir el nuevo régimen horario del país. Dicho decreto establecía horario de invierno (UTC -4) durante tres meses, entre el segundo sábado de mayo y segundo sábado de agosto, y el resto del año horario de verano (UTC -3).

Durante los últimos tres meses, el Ministerio de Energía consultó a más de 40 representantes de instituciones públicas y privadas, para recopilar antecedentes sobre el impacto de los husos horarios en la salud, educación, productividad, seguridad, transportes y eficiencia energética, entre otros.

Tras ello, se tomó la decisión de aumentar a cinco meses el horario de invierno (UTC -4), desde el primer sábado de abril al primer sábado de septiembre, lo que permitirá tener más luz en las mañanas.

La ministra Jiménez planteó que «se reducirán prácticamente a cero los días en que el sol saldrá después de las 8:00 horas, entre las regiones de Arica y El Maule. Lo que beneficiará a 12,6 millones de personas, que equivale al 70% de la población. En el resto de las regiones habrá más días con luz en las mañanas».

De igual manera, la región de Magallanes y la Antártica Chilena mantendrá su horario de verano durante todo el año, tal como lo decidió la ciudadanía en 2017, pero el Gobierno promoverá una Mesa de Diálogo Regional para recabar su opinión al respecto.

Luz día

El huso horario que regía hasta el sábado 11 de agosto implicaba que en la región Metropolitana hubiese 55 días en que el sol salía después de las 8:00 horas. En Arica eran cinco días, en Tarapacá 10, Antofagasta 28, Atacama 40, Coquimbo 55, Valparaíso 63, Rancagua 57, Maule 66, Biobío 77, Araucanía 76, Los Ríos 80, Los Lagos 78, Aysén 76 y Magallanes 75.