Con 42 años recién cumplidos, Iván Duque se convirtió esta jornada en el presidente más joven de la historia de Colombia, con una agenda marcada en el proceso de paz que su Gobierno pretende instaurar con la guerrilla de las FARC.

En una ceremonia frente a la sede del Congreso, Duque recibió la banda presidencial de manos del presidente del Senado, Ernesto Macías, para luego proceder a jurar «por Dios y ante el pueblo colombiano, cumplir con la Constitución y con las leyes».

Duque asumió la presidencia dejada por Juan Manuel Santos en momentos en que la producción de cocaína alcanza niveles récord, grupos armados luchan por territorios en los que el Estado tiene escasa presencia y en medio de una oleada de asesinatos de activistas sociales.

Junto a la incertidumbre sobre cómo continuará el proceso de paz con las FARC, los detractores de Duque temen que sólo sea un títere del ex presidente Álvaro Uribe (2002-2010), su padrino político, que sigue contando con el respaldo de millones de colombianos por su lucha contra la guerrilla, pero que también es sindicado como responsable de abusos a los derechos humanos.

Por su parte, la oposición estará en manos de partidos de centro y de izquierda, que consideran que el acuerdo con las FARC se debe mantener intacto y que es necesario llegar a otro acuerdo con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la única guerrilla activa en el país.