Agosto es el Mes de La Solidaridad y mientras nos entrampamos en gustitos ideológicos o en la minucia política, hay gente sin agua potable, analfabeta, sin techo y vulnerada en sus derechos.

En Chile. No en Haití o en África. A un par de metros o kilómetros de su casa. Se lo aseguro. Así, ojalá que esta realidad, en algún momento, nos estremezca, pues, en palabras de Alberto Hurtado: «Mi misión no puede ser solamente consolarlos con hermosas palabras y dejarlos en su miseria, mientras yo como tranquilamente y mientras nada me falta. Su dolor debe hacerme mal: la falta de higiene de sus casas, su alimentación deficiente, la falta de educación de sus hijos, la tragedia de sus hijas: que todo lo que los disminuye me desgarre a mí también».

Javier Labrín Jofré