20 años después del logro de la entonces «generación dorada» de Croacia, los hombres de Zlatko Dalic disputarán las segundas semifinales de la historia de su país, terminando así -no sin sufrimiento y en los penales- su maleficio contra la selección anfitriona de la Copa del Mundo, tras perder contra Francia en 1998 y Brasil en el partido inaugural de 2014.

El cuadro ruso, alentado en todo momento por un repleto estadio Fisht, se obsesionó con la presión al principio del juego, pero los croatas fueron capaces de interpretar su propia partitura bajo un ruido ensordecedor, que disparaba los decibeles con cada contragolpe de su rival.

Y en una de esas contras, Denis Cheryshev inauguró el marcador por medio de un zurdazo precioso, tal como han sido sus cuatro goles en el certamen. No obstante, minutos más tarde, los croatas harían oídos sordos para acallar a la afición rusa mediante un remate de cabeza de Andrej Kramaric: 1-1.

Ivan Perisic hizo retumbar el poste de Igor Akinfeev, aunque ese sería el único estruendo de un segundo periodo en el que escasearon las ocasiones, por mucho que los nervios estuviesen a flor de piel.

En la prórroga, un cabezazo de Domagoj Vida volvió a silenciar a los anfitriones. Luego, el estadio y todo el país  gritó de alegría con el empate de Mário Fernandes, a los 116 minutos, pero el fallo de este mismo jugador en los penales sellaría el destino de Rusia.

Ya en la tanda desde los lanzamientos penales, Croacia fue más sólido que el elenco local y se impuso 4-3, instalando a Rakitic, Modric y compañía en las semifinales de Rusia 2018, instancia en la que enfrentarán a Inglaterra, pensando en llegar a disputar la gran final de la Copa del Mundo.