Tras sus respectivos primeros partidos en la Copa del Mundo, Rusia y Egipto no podían llegar a San Petersburgo con sentimientos más opuestos.

Por un lado, la anfitriona lidió con la presión del choque inaugural de forma espectacular, mientras que Egipto vio cómo su esperado regreso comenzaba con una dolorosa derrota en el último suspiro.

Hasta los aficionados más incondicionales de Rusia se hubiesen reído del pronóstico de una victoria por 5-0 ante Arabia Saudita, pero el triunfo dio vuelta las expectativas y ahora se ilusionan. Más aún, sabiendo que tres puntos podrían bastar para conseguir el pase a octavos de final de su Mundial.

Egipto, en tanto, no tiene tiempo que perder. Por fortuna para ellos, Mohamed Salah, su gran figura, está recuperado de su lesión y será desde la partida ante los locales.

El artillero ha sido una presencia dominante en la Premier League de Inglaterra durante esta temporada y, además de la obvia amenaza en ataque que supondrá, su reincorporación será toda una inyección de ánimo para los egipcios después del duro golpe propinado por Uruguay en el debut.