La emblemática Casa Lagazio, tienda de antigüedades que cumplió 58 años de vida en calle Independencia de Valparaíso, cerrará finalmente sus puertas. Este sábado 16 se llevará a cabo un remate de 390 lotes desde las 11.00 horas en este lugar que alberga historias, desvelos y toda clase de memorias.

La tienda posee una historia tan porteña como de origen migrante: “Mi abuelo, Luis Lagazio Cavallo, llegó de Italia de la región de La Liguria del norte de Italia. Eran tres hermanos, y él era el mayor.  Se vino solo en barco y con 14 años, luego de la muerte de su madre en 1904. En un principio, mi abuelo iba a Argentina, y cuando llegó a Chile, al puerto de Valparaíso, terminó quedándose acá. En el año 1936 abrió un taller de tapicería. En el año 1960, mi papá y mi abuelo separaron los negocios, y en ese entonces mi papá se instala aquí, en este mismo local, con un bazar de cosas finas, y, en el año 1970 derivó propiamente a las antigüedades”, explicó Orietta Lagazio, encargada del proceso.

Humberto Lagazio, quien falleció en 2017, dejó la tienda en manos de su hija Orietta, con la misión de dar un buen cierre al negocio que fue su profunda pasión. Por eso, se esperó más de un año para efectuar el remate final. El futuro que se abre después de este evento será el cierre total en un corto plazo.

Tesoros porteños

“De las cosas más antiguas que hay en la tienda, algo histórico es el cuadro que perteneció al Teatro Victoria, ese cuadro, mi papá no lo vendía, ¿porqué?, Yo estaba acá cuando trataron de comprarlo unos australianos y lo iban a pagar bien, pero mi papá se negó. No y no- dijo. Él quería que se quedara en Valparaíso”, indicó la hija del anticuario.

También “hay una vitrina que perteneció al Palacio Rioja, que mi papá compró directamente. Esas cosas,  papá las atesoraba, para que quedaran en Valparaíso”, dijo Orietta. Pero en esta oportunidad, hay para todos los presupuestos y gustos, ya que habrá cosas sin monto mínimo.

Desde sombreros, ropajes, municiones de la Batalla de Placilla, cuadros de pintores chilenos de renombre y muebles de diverso diseño y garbo, adornan el espacio que, ante los ojos de los visitantes y gracias al relato de quienes trabajan en él, se convierte en un museo de la historia de la ciudad. Una buena oportunidad para quienes quieren atesorar estos objetos de la más variada índole.

Gatos fotografiados

Otra triste situación es la de los gatos que viven en la tienda, a quienes se les está buscando un nuevo hogar: “Los gatos eran la adoración de mi papá, y se criaron aquí dentro de la tienda. Nunca han pisado la calle. Nunca han salido, tienen terror. El gato grande es hijo de la chiquitita. Ella tiene 10 años y él tiene 9 años.  Deben ser los gatos más fotografiados de Valparaíso, porque cuando hay sol, ellos se ponen en la ventana de la vitrina y todo el mundo les empieza a sacar fotografías. Cuando no se vende decimos en broma que si se cobrara por la foto de los gatos, nos haríamos ricos. El problema es que no sabemos quién se los puede llevar. No sabemos qué hacer. Es triste. Lo intuyen de alguna forma, se dan cuenta”, finalizó Orietta.