El inicio del X Sínodo “Jóvenes, fe y discernimiento vocacional” fue la primera caja de resonancia al interior de la Iglesia de Santiago, de los recientes encuentros del Papa Francisco con los obispos de Chile.

Algunos de ellos expresaron a los cerca de 500 jóvenes y adultos presentes, lo que han experimentado estos días, para que lo consideren al momento de presentar sus propuestas para renovar la pastoral juvenil de Santiago.

En sus palabras iniciales, el cardenal Ricardo Ezzati llamó a estar «abiertos a lo que el Espíritu nos quiere decir, a lo que el Espíritu le quiere decir en esta hora a la Iglesia de Santiago».

Luego, a petición de los jóvenes organizadores del sínodo, y rompiendo el esquema previamente diseñado, los obispos auxiliares que llegaron de Roma expusieron lo que sintieron tras las palabras del Papa Francisco, sus llamados y la realidad que vive en este minuto la Iglesia en Chile.

Monseñor Pedro Ossandón, vicario de la Zona Sur y responsable del sínodo, indicó que «he presentado al Papa mi plena disponibilidad. Lo que él quiera de mí yo se lo entrego y no busco nada. Este es un momento de gracia maravilloso. Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no da fruto. He entendido como nunca antes lo que significa morir a sí mismo, para que la gloria de Dios brille».

 

Por su parte, el vicario de la Zona Oeste, monseñor Galo Fernández, expresó que «vengo llegando de estos días intensos, duros, dolorosos, pero vengo con mucha paz (…) Veníamos desde hace mucho tiempo caminando con una herida abierta en nuestra Iglesia, y aunque hemos buscado poner remedio, ha sido insuficiente, y por eso necesitamos todavía buscar medicinas más radicales».

El vicario de la Esperanza Joven, y obispo auxiliar de Santiago, monseñor Cristián Roncagliolo, expresó que «en la meditación del Papa sentí vergüenza. También dolor y vergüenza, porque Francisco no sólo se refirió a los abusos, sino que nos interpela sobre el modo de vivir la Iglesia. Han sido días pesados, uno se siente incómodo, se interpela, se siente cuestionado y está bien que sea así, porque aquí hay una realidad histórica que evidencia problemas sistemáticos que ha habido en nuestra Iglesia en Chile».

Finalmente, monseñor Jorge Concha, vicario de la Pastoral Social Caritas, confesó que el tema de los abusos «no es solamente un asunto de los obispos, es de toda la Iglesia, también de todas las congregaciones».