Desde hace varios meses, el Departamento de Derechos Humanos y Medio Ambiente del Colegio Médico Valparaíso viene estudiando el tema de la contaminación en la región. Uno de los hallazgos más preocupantes se refiere al material particulado fino y ultrafino, que estaría afectando no solamente a la llamada “zona saturada” de Concón – Quintero – Puchuncaví, sino que a toda la región.

Así lo dio a conocer la presidenta de este departamento, Dra. Juanita Fernández, quien señaló que «la gente cree que no está afectada en Papudo, Zapallar, pero lo está. Y no solamente eso, sino que los vientos llevan el material particulado por la cuenca del río Aconcagua hacia donde se toma nuestra agua. Puede que no esté tan contaminada, pero la verdad es que hay que hacer estudios independientes».

La Dra. Fernández también llamó la atención sobre las normas medioambientales que se usan en nuestro país, dado que “son normas anormales. O sea, nosotros tenemos normas que no tiene nada que ver con las normas internacionales, duplican o triplican las de la Organización Mundial de la Salud”.

En ese sentido, vale ejemplificarlo con que la norma que fija la concentración máxima de arsénico en el agua potable en 0,05 mg/l, mientras que la Organización Mundial de la Salud un máximo de 0,01 mg/l.

Contaminación de suelos

Otro de los aspectos preocupantes dice relación con la contaminación de los suelos. En 2015, el geólogo Carlos Rodríguez realizó un estudio en el marco de un proyecto que buscaba avanzar en la evaluación de los riesgos para la salud de la población de Puchuncaví y Ventanas.

Se encontró gran presencia de metales, tales como hierro, vanadio, arsénico, zinc, antimonio, plomo y mercurio, la mayoría derivados del cobre, los que en su mayoría, exceden por mucho las normas internacionales. Por ejemplo, el nivel máximo encontrado de arsénico fue de 805 ppm (mg/kg), que es 40 veces el valor máximo de la norma alemana (20 ppm).

Acciones

En este escenario, el Colegio Médico Valparaíso considera que son varias las acciones que deben tomarse, como homologar todas las normas chilenas con las normas sugeridas por la OMS; exigir que los permisos a nuevas industrias se condicionen al cumplimiento de tales normas, suspendiendo, si es preciso, la instalación de nuevas fuentes que contribuyan a empeorar la situación actual de saturación; realizar una actualización toxicológica a toda la población expuesta.

Asimismo, sugieren contar con instrumentos de medición que permitan medir confiablemente la contaminación ambiental; la asignación de fondos para proyectos de organismos independientes; gestión de dineros fiscales con reasignación a educación ambiental, recuperación y descontaminación del daño de cinco décadas; y tomar razón de la coresponsabilidad de las autoridades en la situación actual de incapacidad del Estado de cumplir con la obligación de respetar, proteger y garantizar la salud.