Una de las mil personas que llegó hasta el cementerio de Los Andes para despedir a Ámbar, la pequeña de un año y siete meses que fue violada y golpeada, fue Ignacio Páez, tío de la menor, quien luchó más de cinco meses para obtener la tuición de la niña, situación que habría sido negada por ser homosexual.

En la ceremonia de despedida de la menor, Páez leyó una emotiva carta, donde contó que «tu partida fue injusta. Cortaron tus alas, mi pequeña, de la manera que todos sabemos. Un país entero llora tu partida. ¿Sabes? Te cuento que hay mucha gente apoyándote».

Luego, le pidió que le dé «el valor y la fortaleza para seguir con este dolor que siento. No sabes cuánto te extrañaré. Ya no puedo regresarte a mis brazos, pero sí puedo alzar la voz por los niños del mundo que fueron abusados. ¿Por qué tuvieron que esperar que todo un país alzara la voz para ser escuchados?».

Páez continuó leyendo su carta, donde se preguntó «¿por qué la vida y la justicia sentenció tu partida? Mi pequeña Ámbar, serás mi gema que llevaré en mi corazón. Me quedaré con el consuelo más bello, angelito mío. Te contaré lo que está pasando, relato de un tío que perdió su tesoro más preciado».

Finalmente, el tío de Ámbar expresó que «llegó pequeña a su hogar que extrañaba, pero esta vez llegó con su alegría apagada, su alma y su alegría se fue a un lugar donde hay tranquilidad, paz y amor».