Esta mañana, el capitán de la selección chilena, Claudio Bravo, despejó en algo las dudas en torno a su continuidad en el combinado nacional.

Los problemas comenzaron al finalizar el proceso de Juan Antonio Pizzi, cuando su esposa y suegra expusieron eventuales problemas de conducta de parte de algunos jugadores.

Luego, el conflicto continuó cuando el portero y capitán de la Roja decidió automarginarse de la convocatoria para los partidos amistosos ante Suecia y Dinamarca por «compromisos personales».

Lejos de acabar ahí el problema, Bravo criticó públicamente al preparador de arqueros de la Roja, José Ovalle, de quien indicó que «le dije que no puede pesar lo que pesa. Es una falta de respeto».

Todos estos hechos pusieron en la palestra una posible salida definitiva del portero campeón de América, lo que intentó aclarar esta mañana en el aeropuerto de Santiago.

Abordado por la prensa respecto a su decisión de continuar o dejar la Roja, Bravo dijo que «¿decisión de qué? Si yo nunca he dicho que no voy más, eso está claro».

Tras estas breves palabras, el capitán subió al segundo piso del aeropuerto para tomar un avión que lo lleve de regreso a Inglaterra, para unirse a las filas de su club, el Manchester City.