El Papa Francisco tomó la decisión de reemplazar dos cardenales con vínculos fuertes con el vaticano con siete seleccionados por el Partido Comunista de China, lo cual le ha acarreado críticas de los creyentes en el país asiático.

La decisión de Francisco le ha atraído incluso acusaciones de “traidor” por parte de los adherentes a esta religión que durante mucho tiempo fue perseguida por las autoridades comunistas.

Bergoglio buscaría hacer concesiones al régimen chino para mejorar poco a poco las relaciones con esta potencia y eventualmente, volver a reestablecer las relaciones diplomáticas suspendidas en 1951.

El cardenal Joseph Zen, ex obispo de Hong Kong, señaló que las acciones del Vaticano en China equivalen a “vender a la Iglesia Católica” en dicha nación.

Sin embargo, esta no es la primera vez en que los católicos se quejan de que el Papa los ha “abandonado” debido a decisiones de índole político.