Diversas temáticas fueron las que abordó el Papa Francisco durante su discurso en la ceremonia donde estuvieron presentes 700 autoridades de los tres poderes del Estado de Chile.

La máxima autoridad de la Iglesia Católica habló tanto del pasado como del presente y futuro de nuestro país, de los pueblos originarios, de la población inmigrante y de la sociedad chilena en general.

En primer lugar, destacó la democracia chilena diciendo que «Chile se ha destacado por su democracia que ha permitido un sostenido progreso y que se reflejó en su madurez cívica de las últimas elecciones».

Además, citó al cardenal Raúl Silva Henríquez, diciendo que «recuerdo sus emblemáticas palabras de que ‘somos todos constructores de la obra más bella: la patria’. Esa patria no comienza hoy con nosotros, pero no puede crecer sin nosotros».

También dijo que «nos hace bien recordar a Alberto Hurtado, quien decía que ‘una nación, es una misión a cumplir, es futuro’, y ese futuro se juega en parte en la capacidad de escuchar que tenga su pueblo y sus autoridades».

En ese sentido, Su Santidad hizo un llamado a escuchar: «A los pueblos originarios, frecuentemente olvidados, a su cultura cuidada, para no perder parte de identidad y riqueza de esta nación. A escuchar a los migrantes, que buscan mejoras en este país y la esperanza de construir un futuro mejor».

De la misma manera hizo un llamado a «escuchar a los jóvenes en su afán de tener más oportunidades, especialmente en el plano educativo, a protegerlos del flagelo de la droga que les cobra lo mejor de sus vidas. A escuchar a los ancianos, que no los podemos olvidar; y a escuchar a los niños, que se asoman al mundo con sus ojos inocentes».