El Papa Francisco fue acusado a través de una carta, publicada y firmada por 62 sacerdotes y laicos estudiosos tradicionalistas, de haber facilitado “siete posiciones heréticas” en la exhortación apostólica Amoris laetitia (La alegría del amor, en latín) referida al matrimonio, la vida moral y la inserción de los sacramentos.

La misiva, de 25 páginas, había sido enviada al pontífice el 11 de agosto último y, “dado que no hubo respuesta del Santo Padre, se hizo pública”, dijeron los firmantes, entre ellos Ettore Gotti Tedeschi, expresidente del Banco del Vaticano.

Según Tedeschi, el documento es “un acto devoto, una invitación a la reflexión”. Al respecto, expresó: “Es una súplica escrita por teólogos. No se acusa al Papa de herejía, sino que, de forma indirecta, dicho escrito podría facilitarla”. Asimismo, agregó: “Estoy a favor de la Iglesia y del Sumo Pontífice, y no me alejaré nunca de ellos”.

Titulada en latín Correctio filialis de haeresibus propagatis (Corrección filial en razón de la propagación de herejías), los firmantes sostienen que el Papa, en la exhortación y a través de otras palabras, actos y omisiones ligadas a ella, “sostuvo siete posiciones heréticas, causando la difusión de estas opiniones en la Iglesia Católica”.

Estas personas, que forman parte del ala ultraconservadora de la Iglesia, destacan el hecho de que “directa o indirectamente, el Papa permitió que se creyera que la obediencia a la Ley de Dios pueda ser imposible o indeseable, y que la Iglesia debería aceptar el adulterio en cuanto compatible con el ser católicos practicantes”.

El documento había sido firmado inicialmente por 40 personas y luego se fueron sumando otras hasta alcanzar las 62 rúbricas, pero los promotores dejaron abierta la adhesión de cara al futuro.

“Soy marginal en este asunto. Se me presentó el documento y se me pidió firmarlo, conozco a las personas que tomaron la iniciativa, les tengo gran estima”, aclaró el expresidente del Instituto para las Obras de Religión.

Entre las firmas está la del monseñor Bernard Fellay, aunque no aparecen las de los cardenales. “Los cardenales no debían firmar, están dentro de la Iglesia y algunos habían ya expresado sus dudas”, afirmó Tedeschi.